¿Legalizar las drogas?

Roger Mario López Justiniano*

ROGER MARIO La lucha contra las drogas ha adquirido especial relevancia en el debate público, en gran parte debido a la ola de asaltos y asesinatos que golpea a Bolivia.

Los indicadores muestran que la criminalidad y los homicidios ascienden y, dado este aumento en los índices, algunas corrientes de pensadores se han hecho notar pidiendo la legalización o despenalización de las mismas, justificando el argumento en que el efecto de dicha medida aliviaría a la sociedad de una pesada carga como es el combate contra los narcóticos disminuyendo las muertes, volviendo ‘productiva’ (formal) la industria de la droga y aumentando la libertad del individuo para consumir lo que desease.



Sin embargo, cuando existen alternativas, nada es gratis. Para esta decisión también debemos pagar un precio y la pregunta que subyace es, ¿qué precio estamos dispuestos a pagar?

Claramente estos argumentos no contemplan la diferencia entre bienes y males para el individuo y la sociedad, además de que varios se prestan al juego de palabras. Si de pronto despenalizamos el homicidio, seguro que los indicadores disminuirán pero, ¿es una solución? Lo mismo para el caso de las drogas.

La cuestión no es tan sencilla de analizar, ¿Cuál es el costo moral? ¿Cómo reaccionará la sociedad –y el individuo- si de pronto es menos costoso adquirir estupefacientes? ¿Será bueno para la sociedad a largo plazo? ¿Es la libertad un justificativo válido? ¿Es verdaderamente libre –para dejar de consumir- una persona adicta?

Las decisiones económicas para ser eficientes requieren de información, necesitan de estudios profundos e indicadores, no pueden limitarse a criterios ideológicos o normativos ya que se pueden dar errores por omisión y arriesgarse a que, una vez tomada la medida, los costos sean mayores que los beneficios esperados.

No se puede experimentar con la sociedad y peor aún en temas tan determinantes. Conviene más investigar el problema y apoyados en datos y no en creencias, tomar las decisiones pertinentes sin olvidar la diferencia entre lo bueno y lo malo.

*Estudiante de Economía