“Me salvé de la matanza y ahora vendo dulces”

Recorre las calles de Santa Cruz y toca las puertas de las instituciones públicas y privadas vendiendo sus productos para mantener a su familia. Habla de los cobros y abusos que se cometen en el interior de Palmasola. “En la cárcel todo es plata”, dice.

image EL DEBER, Santa Cruz, Bolivia

No le recomienda a nadie que hable como él. Me crié en la calle, dice



Camina por las calles de Santa Cruz cargado con paquetes de dulces de chocolate. Los ofrece a transeúntes que encuentra a su paso y también entra a las instituciones privadas y públicas, donde la gente le compra sus productos. Se llama Luis Carrasco Peñarrieta. Estuvo preso en la cárcel de Palmasola y logró sobrevivir a la matanza del 23 de agosto, en la que los reos del pabellón B de máxima seguridad atacaron a los del bloque uno, con un saldo de más de 30 reclusos fallecidos, tras ser atacados con armas blancas o quemados en el incendio que se produjo en el lugar, en un día que dejó luto en el país.

Luis Carrasco estaba recluido en el bloque B del pabellón de seguridad y dice que no estuvo de acuerdo con el ataque, pero que fue obligado a participar, pues de lo contrario iba a ser castigado por los otros reclusos. Esa madrugada murieron 35 personas, entre ellas un niño en brazos de su padre, y más de 100 resultaron heridas.

Ya en libertad, Carrasco se atrevió a denunciar cómo comenzó el hecho, ya que él vivía en el pabellón de los que atacaron primero. Además, reveló otras irregularidades que se dan en el penal.

“El que tiene plata entra y sale de Palmasola. Yo tuve que pagar $us 500 por un espacio y  por el derecho de piso, porque si no lo hacía estaba condenado a soportar torturas”, asegura.

¿Por qué estuvo preso en la cárcel de Palmasola y durante cuánto tiempo?

Estuve preso injustamente un año y tres meses, me acusaron de un robo, hecho que jamás cometí. Tengo dos hijos (14 y 4 años) y esposa. Por ellos trabajo. Mi esposa me ayudó desde que entré a la cárcel, allá empezamos a preparar dulces y a venderlos a los internos. 

¿Qué pasó el viernes 23 de agosto en la madrugada?

Yo estaba en el bloque B de  ‘chonchocorito’ (el pabellón de máxima seguridad del penal). El ataque se planificó una noche antes y se hizo conocer  en todas las celdas.

En cada celda había entre ocho y diez reclusos. Por orden de los dos encargados del pabellón B las celdas no fueron aseguradas. A las 5:30 de la mañana salieron a cortar la malla de los dos bloques y cuando llegó el cabo llavero se ejecutó el asalto al bloque A.

Primero entró un grupo de un poco más de 20 internos para reducir a los encargados del bloque A (donde se produjo el ataque).

Ellos se defendieron con lo que pudieron, tiraron garrafas encendidas a la puerta para frenar el ataque y los del B, al ver eso, sacaron todas las garrafas de gas y las usaron como lanzallamas. El plan de los del B era sacar a los encargados del A y tomar el mando de todo. Los cabecillas, ‘Cindy’ y ‘Cocacho’ dirigieron todo, pero ‘Cocacho’ murió a machetazos. Gracias a Dios que yo solo hice presencia, nadie me hizo daño y tampoco causé daño, fue un milagro; pero vi morir a muchos compañeros.

¿Cómo es la vida dentro del penal,  es cierto que se paga por todo?

Cuando llegué a la cárcel la Policía primero me pidió $us 500 para pasarme a PC-4, (régimen abierto), pero como yo no tenía plata me mandaron al bloque B (de chonchocorito). Los policías me dejaron en manos de los reclusos. Allí me pidieron $us 500 por un espacio y por derecho de piso; tuve que vender mi heladera, mi equipo de música de mi casa porque si no lo hacía los presos me iban a torturar, me iban a colgar. Los policías lo dejan a uno en manos de los presos y no hay a quién quejarse, es un drama. La Policía no hace nada, adentro mandan los presos.

¿Y qué pasó con el proceso en su contra?

Durante el año y tres meses que estuve detenido, 15 audiencias fueron suspendidas. Cuesta salir a una audiencia porque hay que pagar entre Bs 300 y 500 a la Policía y cuando uno llega al Palacio de Justicia la audiencia se suspende, a veces por un simple papel, es muy triste todo.

Todavía estoy arraigado, pero gracias a Dios que la sociedad me acepta, mi familia está unida y tengo mi pequeño capital para seguir vendiendo dulces. No me avergüenzo de nada, lo más importante es que estoy vivo y que junto a mi familia queremos salir adelante

Antes de ir a la cárcel era chofer

Exrecluso de Palmasola

34 años

Santa cruz

Más de un mes con la orden

Luis Carrasco Peñarrieta recibió su mandamiento de libertad el 19 de septiembre, pero recién a fines de octubre pudo salir por la puerta grande de la cárcel para retornar a su casa. Un mes y una semana estuvo con el documento en manos, pero por razones de burocracia no se ejecutaba. Antes de ser enviado a la cárcel de Palmasola se ganaba la vida como chofer, pero ahora que obtuvo su libertad cambió de rubro y vende dulces de chocolate. La parte acusadora abandonó el caso y la Fiscalía sigue adelante con la investigación por supuesto robo, aunque ya no con la efectividad como del comienzo.