Liberar los pasajes

Luis Christian Rivas Salazar*

LUIS CHRISTIAN Hace poco en Santa Cruz, el Sindicato de Micros y Colectivos presentó un bus Volkswagen que recorrería el tercer anillo interno, cuya inversión oscila los 120 mil dólares. Una iniciativa privada que deseamos sea exitosa.

Mientras tanto la Alcaldía de La Paz compró 60 buses chinos Sariri “PumaKatari” cuya inversión aproximada es de 173 mil dólares, la Alcaldía de El Alto también va por el mismo camino. Creemos que este servicio público quebrará por ser administrado por el Estado, tal como pasó hace un par de décadas con una línea de buses municipales en Cochabamba.



En el tema del transporte boliviano, lo público no puede competir ni en calidad ni en costo con lo privado, eso está comprobado.

Así, el problema del transporte es fundamentalmente económico, ya que existe una regulación del costo del pasaje que no está sujeto a la oferta y la demanda; por ley, está sujeto a la regulación estatal, por eso los federados del transporte y la autoridad gubernamental tienen que consensuar para fijar el precio del pasaje en base a un estudio.

Aquí parte todo el problema, no se puede hacer un estudio preciso de cuánto necesita un transportista para cubrir sus costos de operación, esto es imposible, no todas las máquinas son iguales, quien tiene un vehículo sabe esto.

La regulación del pasaje ha hecho que vehículos en buenas condiciones y vehículos en malas condiciones cobren lo mismo, esta regulación ha hecho poderosa la fuerza de los sindicatos y que tengan más peso que los transportistas libres, por eso, se debería relativizar su poder sometiéndolos a las fuerzas del mercado.

El precio del pasaje debería estar sometido a las leyes del mercado, competencia, calidad, y los precios deben ser fijados por la oferta y la demanda, así de simple. En Cochabamba, varias líneas han desaparecido como la histórica línea de buses 1 y los micros de la línea L; por eso los mismos transportistas hacen lo posible por adaptarse, por ejemplo, la línea de buses 3V ha rebajado el pasaje para seguir existiendo, aunque sean buses antiguos tienen motores modernos a diésel. Con el mercado libre las líneas de transporte competirán con precios y calidad de servicio.

La topografía de las rutas bolivianas en las áreas periféricas es inaccesible, sería bueno que Juan Reporte viaje también por ahí, muchas líneas de transporte llegan hasta confines insospechados donde el lodo, los baches y la tierra existen y no así el concreto de algunos barrios, el estado de las rutas provoca que muchos de los vehículos se destartalen antes de lo previsto.

Muchas personas prefieren gastarse una borrachera y no aumentar su pasaje. También, conocemos la conducta inaceptable de muchos choferes, pero no se puede generalizar, tampoco podemos pedir que el chofer después de pasar por lodo asee su vehículo en plena trayectoria por miedo al qué dirán de los pulcros citadinos.

El oficio del micrero es muy sacrificado, no ganan las rentas que se imaginan los demás, menos para comprar vehículos nuevos que cuestan entre 120 a 180 mil dólares más los duros impuestos por importación de vehículos nuevos, si ganan algo es para comprar repuestos costosos por los mismos impuestos, la mayoría adapta sus micros, en el caso de los Dodge, muchos tienen palieres, coronas, trenes delanteros, chasis de Hino, Toyota Coaster y Nissan Condor.

Los privilegiados dirigentes que están en el poder viven en la opulencia, la mayoría no. El detonante del nuevo reclamo por la subida de precios de los pasajes es Evo Morales y su doble aguinaldo, pero eso no se dice, y se culpa a personas que al igual que nosotros, llevan comida a sus familias humildes, transpirando todo el día por el motor y el calor.

*Vicepresidente del Instituto Libertad, Democracia y Empresa

Economía Bolivia