¿Estado Plurinacional del Chapare?

Alberto Zuazo

Alberto-Zuazo De forma objetiva se estaría demostrando, una vez más, que la capital o el origen del Estado Plurinacional es la provincia cocalera del Chapare (Cochabamba). De ser así, podría entenderse que es simple apariencia que se lo identifique como “de Bolivia”.

La semana pasada, la localidad de Villa Tunari, que integra dicha provincia, fue sede de la importante reunión política que tuvo el presidente Evo Morales y el pleno de su gabinete con los dirigentes cocaleros de las seis federaciones del Trópico, de las que el mandatario es su máxima autoridad gremial.



Morales inicialmente tuvo el viernes una “reunión reservada” con los dirigentes cocaleros. El ministro de Gobierno, Carlos Romero, fue el que informó de ello, añadiendo que después se “instaló” la asamblea general, con la presencia del gabinete ministerial y de los dirigentes del MAS (Movimiento Al Socialismo).

Hacia las 21 horas, el ministro Quintana explicó que la evaluación de la gestión de gobierno ha sido “exhaustiva y prolija” y que el balance se extendería hasta las primeras horas del sábado. Agregó que, por tanto, las deliberaciones continuarían, para “no dejar de lado el escenario político actual”.

“Pretendemos agotar el debate político, que no es excluyente al tratamiento de la gestión gubernamental”, dijo. Asimismo, anotó que un eventual cambio de ministros no ha sido tema de la reunión ampliada. Pese a ello, en otro evento cumplido en la localidad de Entre Ríos (Cochabamba), en la que participaron los dirigentes de las seis federaciones del Trópico, se planteó la salida de dos o tres ministros. Al respecto, Morales desvirtuó que vaya a ocurrir esto, aunque admitió que “por razones de salud” una de sus ministras pidió alejarse del cargo. Sería la de Justicia, Cecilia Ayllón.

De los datos anteriores, se desprende, aparte de lo que sería el Estado Plurinacional del Chapare, que la Asamblea Legislativa ha sido suplantada por las deliberaciones de Villa Tunari. La República siempre respetó que el Congreso Nacional sea el espacio en el que se traten los asuntos de Estado, es decir en La Paz, y ocasionalmente en Sucre, por ser la capital de la nación boliviana.

Jamás se buscó un recóndito lugar, donde los medios de comunicación no tengan acceso para informar al país sobre la administración de los intereses públicos, no obstante de que, por medio, se hallan en juego su patrimonio económico y social, además de la conservación de la unidad patria.

En el evento de la semana pasada, prevaleció el “secretismo”. Si cabe una interpretación más elocuente, puede intuirse que no hubo transparencia ni dignidad, a pesar de que son valores que tanto se los pregona. Se abre, entonces, la posibilidad de suponer que hay algo o mucho que ocultar en torno a la gestión del régimen actual, que este año cumplirá ocho años de vigencia.

La implicación de semejante conducta pone, igualmente en evidencia que, salvo los cocaleros, los demás bolivianos no existen para el oficialismo. O, por lo menos, no le interesan, porque desde su óptica serían la periferia. Peor todavía, no son nadie en este país. En el Censo de 2012 se “ninguneó” a la clase media, pese a constituir la mayoría del país; representa al 62% de la población.

Empero, ahora, han sido colocados en la misma situación que todos los restantes sectores sociales, puesto que no tienen el privilegio de ostentar la carta de ciudadanía chapareña.

Cuesta comprender que, a pesar de tal ofensa, si acaso no una humillación, Morales anuncie que el 74% del electorado lo reelegirá por segunda vez, no obstante de estar violando la Constitución, hechura de sus subordinados. Se advierte que, en el fondo, se limitan a obedecer sus caprichos y obsesiones, sea por necesidad extrema, temor o conveniencias personales.

Lo único que podría explicarse es que esté dispuesto ya que el binomio Morales-García gane por ese porcentaje, colocando en duda la imparcialidad del actual organismo electoral. Al respecto, no hay que olvidar que sus integrantes fueron nombrados en el Palacio de Gobierno, después de hacerse la pantomima de que la Asamblea Legislativa -donde el MAS detenta los dos tercios- sea la que proponga las ternas.