La tía Julia y el cocalero

Mario Vargas llosa con Julia Urquidi-Paris La inminente llegada de Mario Vargas Llosa a Bolivia tiene muy nervioso al régimen. Prueba de ello es la andanada de insultos e intentos de descalificación lanzada por voceros gubernamentales en los últimos días, con falacias que van desde la descabellada atribución de la visita a un operativo comandado por un ex ministro de gobierno en el exilio, hasta el epíteto de “político fracasado” contra el Nobel de Literatura, puesto con absoluta ligereza por el vicepresidente García Linera.

Sobre esto último, baste decir que si el “éxito político” en la concepción linerista equivale a la concentración hegemónica de poder y el desmantelamiento de los equilibrios republicanos, estamos listos.

El más reciente ataque del gobierno fue ejecutado por el propio presidente Evo Morales, quien echó mano a los bajos recursos de la “crónica rosa” recomendándole al escritor que “lleve flores a la tumba” de Julia Urquidi (foto), su ex esposa boliviana, de cuya relación Vargas Llosa dio cuenta en la famosa novela La tía Julia y el escribidor.



Síntoma inequívoco de pobreza argumental, sin duda, lo del mandatario cocalero.

Lo cierto es que el Nobel está haciendo temblar al Palacio aún antes de haber llegado a territorio boliviano. ¿Por qué tanta inquietud en las filas “plurinacionales”?

Tal vez la causa deba buscarse en la conciencia intranquila de un régimen cada vez más antidemocrático, que teme a la difusión de su verdadero rostro a nivel internacional, algo que el prestigio y la repercusión de las palabras de Vargas Llosa dan por asegurado…

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