San Joaquín, Beni, Bolivia

Ismael Schabib Montero*

SCHABIB San Joaquín de Agua Dulce, capital de la Provincia Mamoré del departamento del Beni, fue fundado el 21 de agosto de 1.715 por los curas jesuitas Pedro de Rada y Pedro Blanco. La primera fundación se hizo a Orillas del río San Joaquín en la cuenca del Iténez. Razones como, continuos ataques de los indios Yanahiguas y una variedad de murciélagos grandes agresivos que causaban temor, hizo que la gente migre y el pueblo desapareciera, para ser refundado el año 1798 en su actual ubicación, en las proximidades del río Machupo, afluente también del Iténez y a 65 km. de distancia del río Mamoré. El Machupo flanquea la población por el Este y el Mamoré por el Norte.

El año 1.959 esta población fue azotada por una inundación de la jerarquía de la de ahora. Mucha gente perdió lo poco que tenía, que le había significado el trabajo de toda su vida. Sólo que para entonces no había TV para mirar lo que pasaba.



Como si aquello no hubiese sido “suficiente”, casi inmediatamente cayó presa de una terrible enfermedad, la “fiebre hemorrágica”, muy parecida a la que actualmente se conoce como “hanta virus”. El motivo fue un desequilibrio ecológico, consecuencia de la casi desaparición del “tigresillo” o “gato montés” predador de roedores como el ratón calumis callosus portador del virus “machupo”; sea porque este felino fue víctima de la caza o porque la inundación de 1.959 lo afectó. Según algunos entendidos las provincias Mamoré e Iténez, que para entonces tenían entre 3.000 y 4.000 habitantes sus capitales, enfermaron 1.800 personas de las que fallecieron 864; la mayor incidencia la tuvo San Joaquín y además emigraron más de 1.300 de una población de 3.000 habitantes. Casi desapareció nuevamente.

Un joven científico del pueblo, “Piru” Dorado, fue una de las víctimas más sentidas. “Piru” trabajaba con los estadounidenses que fueron los que ayudaron en forma determinante para solucionar este problema con ciencia y ayuda económica. Un gringo falleció en aras de la ciencia. Pasada esta emergencia se pagaba con víveres de la ayuda gringa el mantenimiento de un cordón limpio de maleza alrededor del pueblo para protegerlo del ratón transmisor.

Nuevamente la población es asolada por otra mega inundación, que pese a contar con un cordón de protección en algunos sectores ha sido rebasado y lo que se mantiene “seco” es muy poco. La pampa es un mar inmenso. El agua está a escasos 100 metros de la plaza que es el centro. Con toda seguridad que la economía está afectada por la mortandad del ganado y la destrucción de la agricultura. En 55 años San Joaquín y otras poblaciones benianas están siendo azotadas por dos mega inundaciones y una terrible epidemia.

Esta información es para todo el que se digne leer esta nota, pero especialmente para el joven boliviano del Occidente de Bolivia que suele ser afectado por una historia escrita por gente que no conoce el país, que asume que al escribir sobre una parcialidad lo demás no tiene trascendencia. Esta historia es poco conocida en nuestra patria.

Muchos joaquinianos nos desarraigamos de nuestro campanario porque huimos de la fiebre hemorrágica. Nuestra estabilidad como familia fue dañada. En mi caso particular si este fenómeno no se hubiera dado mis padres estuvieran enterrados en San Joaquín, por ejemplo.

En la escuela, mi primera profesora nos enseñó que habíamos nacido en San Joaquín, Beni, Bolivia. Lo de “agua dulce” viene porque el agua de San Joaquín es envidiable.

¡Qué Dios proteja San Joaquín y nos de fuerza para continuar! Es tiempo de encarar con ciencia e ingenio este flagelo en el Beni, que representa aproximadamente el 25% del territorio nacional; no puede ser que vivamos en un continuo empezar.

*Vicealmirante de la República de Bolivia