Chilavert quiere ser presidente de Paraguay

El ex arquero internacional hoy es un exitoso empresario. Cuenta su pasado, revela el presente y sus aspiraciones extra.

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Está siempre bien actualizado . La vida de José Luis Chilavert transcurre entre Buenos Aires, Asunción y Mendoza. En la primera ciudad tiene su vida y su familia establecida y en su país y Mendoza tiene varios negocios.



Uno de los mejores arqueros de todos los tiempos  José Luis Chilavert desea trabajar por su país y luchar por transparentar el fútbol sudamericano. 

EL DEBER

Por: Alicia Bress Perrogón – Fotos: Ricardo Montero /Internet

La cita está fijada para las 12:30 en el Hotel Los Alpes de Asunción con uno de los íconos de Paraguay y uno de los mejores arqueros del mundo que hizo historia no solo por sus jugadas extraordinarias, sino también por sus excentricidades y sus goles. José Luis Chilavert González, que el 27 de julio cumplirá 49 años, espera junto a la piscina con su gran porte de 1,90 m y sus más de 100 kilos de peso, enfundado en una polo verde, jeans y zapatillas deportivas.

Saluda con una sonrisa franca, un apretón de manos y dos besos, como es costumbre en su país. No deja para nada su ‘tablet’, que ahora es una de sus principales herramientas de trabajo. Tiene varios kilos demás y asegura que no solo es por tener buen diente, sino porque sufre de tiroides.

En la hora que dura la entrevista, se muestra  amable, carismático y muy religioso. Distinto a la imagen de rudo que siempre demostró en los campos de fútbol. Es bastante sereno, galante, educado y, sobre todo, muy seguro de sí mismo.

El ‘Chila’, como le dicen de cariño, es el segundo arquero que más goles marcó en la historia del fútbol mundial (62), detrás del  brasileño Rogério Ceni (112) y arriba del búlgaro Dimitar Ivankov (43). Empezó a jugar a los 14 años y su mejor época la pasó en Vélez Sarsfield, club con el que se coronó campeón de la Copa Libertadores de América.

Su vida transcurre entre Asunción, Mendoza y Buenos Aires, donde tiene tierras, negocios y un viñedo. También viaja a diferentes países para dar charlas de motivación a empresas.

Se define como un hombre sencillo que disfruta de los placeres de la vida, pero sin ostentación. Le gusta la buena comida, especialmente la sopa paraguaya hecha en casa, y el buen vino. No esconde su deseo de llegar a la presidencia de Paraguay, aunque dice que primero tiene que evaluar el apoyo de su gente, porque no le gusta perder, ya que desde niño él se sintió siempre un ganador.

Le gusta decir las cosas de frente y sin tapujos, por eso muchas veces fue tildado de bocón, prepotente y polémico. Puede ser muy amigable, pero también poner cara de ‘bulldog’ cuando algo le incomoda o le molesta.

A pesar de las carencias que tuvo su infancia, fue feliz junto a sus hermanos, Julio César, Rolando y Jhonny. “Éramos muy pobres y hasta mis siete años jugaba descalzo. Mis padres, Félix Chilavert y Nicolasa González, se esforzaban por darnos lo mejor”, rememora.

imageCon José Mujica en Uruguay

Con el presidente uruguayo, hace poco el ‘Chila’ estuvo compartiendo con el primer mandatario uruguayo.

“Creo que ser presidente de un país es como ser un padre de familia… debe saber administrar los ingresos y conocer sus debilidades para fortalecerlas”

Su vida

Defiende su privacidad a capa y espada. Así su esposa, Marcela, una profesora de inglés rubia, de ojos azules y cinco años mayor que él, y su hija, Anahí (15), están más seguras y pueden caminar por las calles de Buenos Aires sin el acecho de la prensa y sin riesgo de ser secuestradas, explica.

Conoció a Marcela cuando iba al club San Lorenzo a jugar tenis. Dice que era un poco tímido, por lo que pasó semanas enteras contemplándola hasta que cobró coraje para hablarle y no la dejó ir de su vida. Afirma que es un hombre muy fiel. “El día que deje de serlo, me separo”, aseguró.

Ir al cine o al teatro con su mujer y salir de compras, es algo que le encanta. La lectura de los diarios y mirar fútbol internacional en la televisión es algo rutinario en su día a día. Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez son sus escritores favoritos. Y si se trata de música, escucha de todo, pero de preferencia Queen, Rolling Stones y Elton John. ¿Bailar? Para nada. Asegura que es “duro para eso”.

¿Cómo transcurre tu vida fuera de las canchas?

Mi vida pasa por la tranquilidad de disfrutar con la familia. No me quedo quieto. Por ahí la gente no me ve en el mundo del fútbol, pero sigo ligado porque es mi pasión. Disfruto yendo al estadio de Vélez Sarsfield en Buenos Aires, donde vivimos con mi esposa y mi hija, que son argentinas. Quiero mucho a ese club porque pasé casi 10 años de mi vida y gané nueve títulos. Fue la mejor etapa de mi carrera.

Muy poco se sabe de tu vida privada, ¿por qué?

Me casé en el 96 y tengo una hija, de 15 años, a la que mantengo al margen de mi vida pública porque es lo mejor que puede hacer un deportista. Cuando se expone a la familia, hay mucha inseguridad y secuestros.

¿Cómo fue tu infancia?

Mi niñez fue muy buena. Con mis hermanos, Julio César, Rolando y Johnny, andábamos descalzos hasta mis siete años. Nos íbamos a buscar frutas y robábamos algunas naranjas de los vecinos. No pasé necesidades, pero éramos muy pobres. Nuestro futuro lo vimos siempre en el fútbol, jugábamos todos los días con un pomelo verde de pelota, pero también estudiamos.

Eso nos hizo muy unidos. Mi padre fue un gran nueve y un buen técnico. Siempre pedí a Dios tener una buena profesión y me dio la posibilidad de jugar al fútbol, lo exploté muy bien y no me puedo quejar.

imageNo deja de estar ligado al fútbol

Ahora se dedica a comentar sobre fútbol

Desde que dejó el fútbol, en 2004, ha sido invitado por varias cadenas televisivas y radiales a comentar sobre los partidos. En el Mundial de Brasil volverá a hacerlo.

Ligado al fútbol

¿Te gustaría dirigir?

He tenido ofertas para ser entrenador de clubes de Argentina y Paraguay, pero no me pasa por la cabeza ser director técnico. Me encantaría ser mánayer de la Selección de mi país. Mi facultad la volcaría en la faceta de ser organizador y formar niños. Al ser mánayer se puede tener un control general del fútbol paraguayo, pero lamentablemente los directivos en mi país se manejan mal, por eso Paraguay está fuera de la Copa del Mundo. Hay cosas que duelen mucho porque todo se maneja por ‘amiguismo’ y el fútbol debe ser profesional.

Solo mánayer…

Si agarro un club o a la selección paraguaya, prefiero hacerlo solo como mánayer. Tendría que decidir entre ser el presidente de mi selección o de mi país (risas).

Si no hubieses sido futbolista, ¿qué serías?

Creo que contador. Estudié perito mercantil, pero lo dejé por el fútbol. Siempre digo que el destino está marcado.

Ahora sos un destacado empresario y ganadero…

Tengo una bodega en Mendoza de vino de élite, un poco de ganadería y sembradíos de soya en Paraguay y un restaurante en Encarnación, sobre el río Paraná, que se llama Arena Barra. Además, traigo inversionistas a mi país. Estoy en otra onda fuera del fútbol, pero no lo pierdo de vista.

El ‘Chila’ temperamental

Eras tildado de jugador bocón, polémico…

La gente a veces te estigmatiza porque ve lo que uno hace en el terreno de juego, a mí no me gustaba perder, por eso discutía, me peleaba y escupía. Era mi imagen la que mostraban, pero no la de los rivales que te gritan, te insultan y te escupen también, pero cuando uno es famoso, las cámaras siempre están pendientes. Tengo un carácter fuerte y dentro del arco uno debe tener personalidad, de lo contrario viene una pelota arriba y te llevan por delante. Conmigo no podían ir a chocar, tenían las de perder. Es verdad, tenía un carácter bravo.

¿Fuera de la cancha también?

Fuera de la cancha soy muy tranquilo. Mi esposa y mi hija me sacan todo. Esa es la realidad. Veo el fútbol como una profesión.

¿Fuiste expulsado varias veces?

Soy muy temperamental, pero en 25 años de carrera me habrán expulsado unas seis a siete veces, y casi siempre por hacer tiempo o  por dobles tarjetas amarillas.

Escupiste a Roberto Carlos y fuiste muy criticado…

En ese partido, si Paraguay empataba o ganaba, Brasil quedaba eliminada del Mundial. Roberto Carlos pateaba de todos lados y no podía convertir. Me hacía gestos de lejos y yo le decía que venga a decírmelo en la cara, pero no venía. Rivaldo agarra el balón con la mano y era penal a favor nuestro, pero el árbitro era alemán, ¿qué hacía en una eliminatoria sudamericana? Al final nos ganaron. Finaliza el partido y se acerca Roberto Carlos y me dice: “Indio, les ganamos 2 a 0”, como si él fuera alemán de ojos azules. Reaccioné, me contuve porque le iba a dar un derechazo y solo lo escupí. Para la prensa lo que le llamó la atención fue el escupitajo y no la agresión verbal de él. Con la cara esta que tengo, siempre voy a hacer de malo, nunca de bueno.

¿Es solo la cara de malo?

Tengo cara de malo y trato de sacarle provecho (risas). Soy serio, pero en ciertas circunstancias pongo cara de malo. Es mucho más fácil con la cara que tengo.

¿Prepotente?

No, no, no… para nada.

¿Y en la cancha?

Tampoco. De chocar y de hablar fuerte, sí. Dentro de la cancha no se puede ser dócil, porque el rival si puede te pisa la cabeza para convertir un gol y no pide disculpas, eso es lo que a veces la gente de afuera no entiende. Soy una persona tranquila y no rencorosa.

¿Tu mayor defecto?

Lo que muchos me critican y consideran un defecto, para mí es una virtud: soy muy frontal.

¿Eras disciplinado?

No tuve adolescencia, debuté muy joven, a los 14 años, y no supe de discotecas, alcohol ni cigarrillo. Cuando uno quiere ser un deportista de élite, debe cuidar muchos detalles y saber que la noche es totalmente contraria a lo que necesita un buen jugador.

¿Perjudica a los futbolistas latinos el gusto por la noche?

El mayor porcentaje sí. En Europa se cuidan más. Es normal que aunque pierdan luego del partido se vayan a una discoteca a divertirse un rato. Yo me iba aburrido, deprimido e histérico a mi casa por haber perdido. Mi esposa me decía ‘por qué te calentás si los otros están disfrutando’.

Casi fuiste a prisión por agredir a un jugador…

La gente de Gimnasia hizo una denuncia y quiso llevarme a prisión, pero no tenía argumentos. Se pelearon dos compañeros y me quisieron meter, siendo que no participé… Ahí viene el tema de la fama. La justicia argentina dictaminó que no tuve nada que ver.

Su futuro en la política

Estuviste apoyando a Cartes…

Es muy amigo mío, desde hace mucho tiempo, y he trabajado con él haciendo campaña. Caminamos el interior de Paraguay de punta a punta. Estar cerca de la gente y hablarle en guaraní, que gracias a Dios lo hago muy bien, nos ayudó a relacionarnos y nos acercó al pueblo. Así ganó y ahí estamos, seguimos siendo amigos. Mucha gente esperaba que quizá yo tenga un buen cargo en el Gobierno. Siempre digo que los amigos están para no molestar y por suerte no necesito ocupar un cargo para demostrarle a la gente la clase de persona que soy

¿Te hubiese gustado ocupar algún cargo?

No, no, no… porque así es como si fuese un juez del trabajo de su Gobierno. Si estuviera dentro, no le podría criticar las cosas mal hechas. Converso con él constantemente. Hasta ahora no lo he criticado porque creo que ha hecho las cosas bien. Hace poco le hicieron un paro general y los que se movilizaron son unos vagos que defienden el socialismo del siglo XXI, que no me gusta para nada la idea que tienen. Soy capitalista, jugué 25 años al fútbol y ahora trato de disfrutar. El mensaje cuando doy charlas de liderazgo a las empresas sobre el socialismo es que este sistema dice que hay que repartir, pero veo que los gobernantes de Sudamérica, fundamentalmente, son multimillonarios a costillas del pueblo y el pueblo se muere de hambre. Esa doctrina no la quiero para mi país. Por suerte sacaron a Lugo, aunque ahora esté como senador.

¿Tenés planes para, en el futuro, ir por la Presidencia o Vicepresidencia?

No lo descarto, es una posibilidad, pero no para vicepresidente. En mi vida siempre llevé el número 1 en la espalda.

Mi gente sabe cómo pienso y lo que quiero para mi país. Me conoce como una persona sincera, frontal y honesta, y para nada corrupta.

  ¿Creés tener las condiciones para ser presidente?

Sí. ¿Por qué no? Pero hay que ver lo que dice la gente. Camino mucho por el interior y siento el cariño grande por mi persona, pero hay que ver el apoyo ya con un estudio profundo; sin embargo, además del cariño, tengo otra ventaja sobre los nuevos políticos, no debo caminar para que la gente me conozca. Creo que ser presidente es como ser un padre de familia, que debe saber administrar los ingresos y, fundamentalmente, conocer cuáles son las necesidades y las debilidades del país para fortalecerlas. Para ser político hay que ser bastante serio, coherente y a veces lamentablemente la política es sucia. Lo que han hecho con Paraguay de sancionarlo y sacarlo del bloque del Mercosur para permitir el ingreso de Venezuela,es aberrante. Es nefasta toda la matanza que está haciendo el Gobierno de Maduro y encima dicen que es por culpa del imperialismo. Hoy en día no somos tontos ni analfabetos, uno piensa y saca conclusiones. El mundo sabe que Nicolás Maduro es un paracaidista que está matando a su propia gente y que no debería estar al frente de un país tan rico y de gente noble.

¿Has hablado con Maduro?

Visité Venezuela y no intenté acercarme porque pierdo mi tiempo, es una persona tan cerrada que no vale la pena, porque para él su sistema está bien. Es como la gente que habla de la libertad de los homosexuales, de los matrimonios gais, que quieren adoptar niños, yo estoy en contra de eso. Respeto la vida de cada uno, pero de ahí a que nos quieran vender que la vida que llevan es normal, no va conmigo.

¿Sos homofóbico?

Ya me trataron en Argentina de homofóbico, que estoy en la prehistoria, que estoy viejo, que tengo un cerebro cerrado, pero prefiero ser eso a llamar normal a algo que no lo veo bien. Tengo una hija de 15 años y me encantaría que tenga un novio, que disfrute de la vida, que llegue a casarse y tener hijos porque para eso es el matrimonio. No estoy de acuerdo con que nos quieran imponer algo porque hay una gran comunidad que se considera fuerte. Así como ellos quieren que les reconozcamos su manera de ser, tienen que respetar también el pensamiento nuestro. Hay que tener en cuenta que los homosexuales al adoptar a un niño les pueden causar un trastorno cuando sus compañeros les pregunten dónde está tu mamá o tu papá. A veces el ser humano es bastante egoísta y no toma en cuenta a los chicos y el mal que les pueden causar. Me tratan, pero prefiero ser cavernícola y decir las cosas de frente.

¿Qué necesita Paraguay?

Muchas inversiones. En Paraguay tenemos un problema similar al de Bolivia, que es la falta de infraestructura, de carreteras y de inversionistas. Hay que traer gente que venga a hacer grandes empresas. Pero también hay mucha incoherencia. Hace poco hicieron una movilización porque no permiten un acuerdo del Estado con lo privado, porque creen que supuestamente esa ley va en contra y que se perderán las empresas del Estado. La mayoría que hizo el paro general es gente campesina que quiere que se les regale de 10 hectáreas de tierra a cada uno y así no hay terreno que aguante. Mi padre decía, si encuentras una profesión, trabaja, gana tu dinero, luego compra tu terreno y después construye tu casa. Hoy esta gente, con ese famoso socialismo del siglo XXI que fomenta la vagancia, quiere que los gobiernos les dé subsidio, se acostumbra a no trabajar y encima quiere un terreno y casa. Dentro de poco nos van a pedir a nuestras mujeres para alquilarlas. Eso cae en lo ridículo, porque se acostumbran a que el Estado les dé todo. Más bien creo que hay que enseñarles a trabajar la tierra.

¿Vas a ser candidato en las próximas elecciones?

No sé aún. Hay que analizarlo. Ahora no veo un candidato potencial para presidente de Paraguay. Todo mi país me conoce por lo que he hecho, que para algunos puedo ser un loco, pero para estar en un arco que tiene 7,32 m y 2,10 m de alto no hay que ser loco, sino muy inteligente y creo que tengo las condiciones.

Su visión del fútbol

¿Cómo ves actualmente el fútbol en tu país?

Creo que los directivos deberían trabajar mejor con las divisiones menores para poder formar jugadores. Veo complicada nuestra clasificación incluso al Mundial de Rusia. Dirán que queda mucho tiempo, pero en el fútbol hay que prepararse, armar, tener el recambio necesario y trabajar en los jugadores que son de mentalidad negativa y están acostumbrados a perder, algo que no me gusta.

¿Y en Latinoamérica?

Hay países que han crecido en su fútbol, como el caso de Venezuela, Brasil obviamente avanzó muchísimo por el potencial de la parte económica de sus clubes, que pagan los mejores contratos de Sudamérica, incluso en algunos casos hasta mejor que en equipos de Europa. Creció mucho también el fútbol de Perú. Lo malo es que Paraguay siempre está en el mismo lugar.

¿Y el fútbol en Bolivia?

Sería una falta de respeto opinar del fútbol boliviano porque no lo conozco bien, solo algunas cosas porque excompañeros míos de la federación me han contado cómo se manejaban los jugadores. Lo que quizá de afuera se ve es que son poco profesionales, pero también hay que tener en cuenta la categoría que tienen los dirigentes. Conocí a dirigentes de Bolívar y de Oriente Petrolero en una reunión que tuvimos en Brasil.

Están en una cruzada para sacar a la actual dirigencia de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol)…

Sí. Romario, Maradona, Careca y yo estamos en una movilización para sacar a los dirigentes de la Conmebol, porque han hecho un despilfarro económico. En seis años han malversado $us 630 millones y eso perjudica a los clubes. A los dirigentes de Bolívar y de Oriente, que son los que generalmente participan de las copas Sudamericana y Libertadores, les demostramos que les tendría que corresponder casi un millón de dólares por pasar de fase y la Conmebol solo les estaba pagando $us 250.000. Ese es el motivo principal de la molestia. Muchos excolegas míos están mal económicamente, le han dado su vida al fútbol y ahora no tienen nada.

¿Qué se debe hacer?

Creo que cada federación debe hacer una lista de jugadores que pasaron por la selección de su país y darle un salario mensual de $us 1.000, por ejemplo, y pagarle una obra social para que tenga una vida digna, y cuando haya eventos internacionales invitarlos a participar. Hoy los dirigentes de la Conmebol son multimillonarios a costillas del fútbol. ¿Cómo puede ser? No se entiende que los jugadores estén mal y los directivos bien. Por eso en Uruguay, nueve clubes y la Mutual de Jugadores de ese país les inició un juicio en diciembre de 2013 contra la Conmebol, pidiendo el esclarecimiento de la malversación de fondos que han realizado. La justicia uruguaya está trabajando y apoyamos totalmente a los clubes.

¿Quiénes son los culpables?

Son muchos los culpables. El tesorero de la Conmebol, que en su momento era el boliviano Romer Osuna, manifestó que él no sabía lo que firmaba. Desde que empezamos la denuncia, Carlos Chávez dice que de ahora en adelante a los clubes que participen en las copas Libertadores y Sudamericana a sus arcas van a ingresar el 99% de los ingresos de publicidad televisiva y estática. ¿Y qué pasa con lo de antes? La justicia uruguaya va a dictaminar y ojalá que se pueda transparentar el mundo del fútbol, que es lo que busca la FIFA. Es el mensaje de Blatter.

¿Se conseguirá algo?

Seguimos en esta lucha. Para muchos somos unos guerrilleros sin causa, pero para nosotros es algo noble y justo porque pretendemos que el dinero que entra a la Conmebol vaya a los clubes, lo que a su vez será beneficioso para los jugadores, ya que recibirán mejores premios y contratos.

¿El ambiente en el fútbol hoy no es muy bueno?

Hoy en día los jugadores se transformaron en modelos. Creo que se equivocan, porque la noche no es buena consejera. Por ejemplo, todo mundo dice pobrecito por Cabañas. Yo le diría, qué hacía un jugador de su talla en un antro a las 4:30. Con el dinero que él estaba ganando por mes, si yo estuviera en su lugar, estaría durmiendo bien tempranito y no saldría ni a la vereda. Ahora Dios le dio una segunda oportunidad, pero no creo que vuelva a jugar. Lo que debe hacer la Asociación Paraguaya de Fútbol es darle un salario digno, pagarle una obra social y llevarlo con los chicos Sub 15 para que les enseñe a definir. Tienen que darle utilidad, así se sentirá bien. Lamentablemente los dirigentes no tienen la cabeza para pensar.

Lo que más disfruta

Ganaste mucho peso, incluso cuando jugabas no eras delgado, ¿fue para vos alguna vez un  problema?

Tengo problemas de tiroides. Yo respiro y engordo, esa es la realidad. Además tuve varias lesiones para cuyo tratamiento se utilizaban muchas inyecciones de cortisona para que pueda soportar el dolor de un desgarro y seguir jugando. Acumular eso en el organismo ayuda a ganar peso. Pero en la vida nunca quise ser modelo, así que no vivo de mi físico. Jugué 25 años al fútbol, los aproveché bien y ahora me doy mis gustos. Mis amigos dicen que hago un curso rápido de las buenas comidas y los buenos vinos (risas).

imageTendencia a subir de peso

Disfruta de la buena comida y el buen vino. Asegura que nunca quiso ser modelo y que no vive de su físico, razón por la que no le molesta estar pasadito de peso, que no solo es producto del buen comer, sino también porque padece de tiroides.

¿Te gusta comer bien?

Me encanta. Como de todo un poco, no tengo problemas. Me gustan las carnes y las pastas. Pero si me das a elegir, me decido por una sopa paraguaya y por un chipaguasú, que es una comida típica de los guaraníes.

¿Sos dado al vino?

Me gusta tomar con los amigos, pero nada en exceso, y disfrutarlo con las comidas. Tampoco es tomar todos los días ni emborracharse. Tengo una bodega, el vino nuestro se llama el Noble varón, que está en Mendoza, tiene buena aceptación y ahora estamos en el proceso de abrir el mercado de China.

¿Te gustan los lujos?

Me gusta vivir bien, tengo una casa de fin de semana en Argentina, estilo francés cerca de Ezeiza, vivo en Buenos Aires en un departamento de 250 m2 y otras inversiones en mi país y en el extranjero, pero no me interesa ostentar. No soy de las personas a las que le gusta demostrar lo que tiene. He manejado Ferraris, Maseratis y Lamborghinis, pero no me llaman la atención y me disgusta estar alardeando, como veo que lo hacen muchos de mis colegas.

Por lo que decís parece que te  gustan los autos

He tenido de todo en mi vida. Tuve la oportunidad de manejar desde un Toyota Célica deportivo, que corre el rally, a las mejores camionetas 4X4 de diferentes modelos. Hoy soy un fans de Audi. Tengo uno y una camioneta Q5, pero los vehículos simplemente los uso para que me transporten, no me gusta ostentar, pero los disfruto.

¿Viajas mucho?

Sí, bastante. Trato de disfrutar e ir de vacaciones a Estados Unidos y a Europa con mi familia unas dos a tres veces por año. Visito constantemente Paraguay, porque tengo varios negocios y tierras. Hago de todo un poco porque la vida después del fútbol sigue. En esta carrera, que es corta, hay que saber ahorrar dinero para luego hacer cosas y seguir viviendo bien.

¿Cómo es un día de relax?

Estar en mi chacra, que está a 30 km de Asunción, donde tengo un poco de ganadería y sembradíos de soya. Ahí camino tranquilo y descalzo debajo de las plantas de mango y tomo mi tereré, mientras miro a la gente trabajar. Esa es mi vida y me gusta disfrutarla.

En su momento impusiste alguna moda…

En Paraguay los niños se rapaban el pelo como lo hacía yo. Un día una madre me dijo que por favor no me corte más el pelo así porque le salía muy caro recortarselo a su hijo cada 15 días. Le dije que así le  salía más barato que hacerle un tratamiento contra los piojos (risas).

Se te catalogaba como un loco bajo los palos

A los adelantados siempre le llaman locos. A Da Vinci le decían loco porque quería volar, a Einstein por su manera de razonar. Cuando comencé mi estilo de juego de salir fuera del área o de tres cuartos de cancha a tirar pelotazos, a muchos no les gustaba porque no estaban acostumbrados. Hoy en día podemos ver cómo juegan los arqueros.

¿Pensás que tu éxito despertó envidia?

El exitoso siempre genera envidia, pero no solo en el mundo del fútbol, sino en todos los ámbitos. Los mediocres esperan que uno se caiga para criticar, en vez de estudiar la receta para lograr el éxito.

¿Cómo te sentís cuando dicen que sos un ídolo del fútbol?

Somos pocos los ídolos y los privilegiados que hayamos tenido la oportunidad de ganar tantas cosas. Yo, siendo de Paraguay, fui considerado tres veces como el mejor desde el Mundial de Alemania. Soy el único arquero su-damericano que está entre los 10 mejores arqueros de la historia del fútbol y para mí es un orgullo ser paraguayo y estar entre tantas figuras mundiales. Esos premios me motivaron a seguir trabajando. Cuando uno logra cosas importantes, es mejor. Yo abandoné la Facultad de Ciencias Económicas en el primer año por el fútbol. Me gustaban los números, pero opté por este deporte y creo que no me equivoqué.

¿Pensás retomar tu carrera?

Ya no. No me da el tiempo porque debo ocuparme de todos mis asuntos y negocios.

¿Jugás como pasatiempo?

No juego nada de nada. Me invitan los amigos, pero no lo hago porque a esta altura de mi vida no permito que nadie me convierta un gol más.

Una de sus mejores anécdotas en Bolivia

Un partido por las eliminatorias nos tocó jugar contra Bolivia, tenía el aductor roto. No debía jugar, pero como soy un indio guaraní que no se deja vencer y al que no le gusta perder, soporté el dolor y me fui a jugar. La selección boliviana tenía un equipazo en ese entonces, contaba con figuras como Marco Antonio Etcheverry, Erwin Sánchez, Julio César Baldivieso y Ramiro Castillo (que en paz descanse y al que recuerdo como un excelente jugador), y generaban temor.

Ellos sabían que yo estaba con el aductor roto. Empieza el partido, apenas tocan la pelota en la mitad de la cancha, Etcheverry le pasa a Baldivieso y este tira un pelotazo que entraba en el ángulo, hago mi mayor esfuerzo, vuelo y la saco. Cuando salté, sentí un tremendo dolor del aductor, que nuevamente se rompió.

Llamo al doctor de la selección, Porfirio Benítez, y desde el fondo viene corriendo y llega casi desmayado donde estaba yo. Le pregunto, qué dice el brasileño, que era nuestro técnico, y me responde, que te mueras en el lugar porque no te va a cambiar (risas).