Más de un millón de refugiados sirios colapsan Líbano

La mitad de ellos son niños y las escuelas libanesas sólo atienden a unos 100.000



Una mujer siria almuerza con sus hijos en eñ campo de refugiados libanés de Saadnayel. / AFP



Líbano afronta una crisis humanitaria sin precedentes tras tres años de guerra en la vecina siria. El país acoge ya más de un millón de refugiados registrados por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). «La afluencia de un millón de refugiados sería masiva para cualquier país», ha asegurado el responsable de la agencia, António Guterres, a través de un comunicado, «para Líbano, un pequeño país acorralado por dificultades internas, el impacto es asombroso».

La cifra señalada por ACNUR arroja un saldo insostenible, equivalente a casi una cuarta parte de los 4,2 millones de habitantes y más de un 40% de los 2,5 millones de refugiados contabilizados en países de la región como Jordania, Turquía, Irak o Egipto. Solo en Arsal, localidad de mayoría suní a las faldas del macizo fronterizo de Qalamoun, el número de desplazados duplica a una población local de 35.000 habitantes, según reconoce el alcalde, Ali Hujjeiri. La villa, único enclave en el que el Ejecutivo libanés ha dado luz verde al levantamiento de un campo de refugiados («asentamiento temporal», en jerga oficial), está tomada por cientos de tiendas de campaña instaladas en cada trozo de terreno sin edificar.

Tanto el Ejecutivo libanés como las organizaciones internacionales que trabajan sobre el terreno elevan el número de refugiados en el país hasta casi los dos millones de personas, la mayoría sin trabajo y sin recursos de supervivencia. La mitad son niños. Según ACNUR, unas 80.000 personas necesitan asistencia médica urgente que el Gobierno no puede proveer y otras 650.000 dependen de la ayuda internacional para alimentarse. El Banco Mundial calcula que la escasez de recursos y la presión a la baja de los salarios puede arrastrar a hasta 170.000 libaneses a una situación de pobreza.

A la presión demográfica se suma el incremento de la tensión a cuenta del conflicto vecino que ha dilapidado la situación de seguridad. «Las comunidades libanesas se están viendo muy presionadas y la tensión está aumentando», admite Ninette Kelley, representante de ACNUR en Líbano. Este miércoles, un nuevo ataque con cohetes presuntamente lanzados desde suelo sirio mataron a un obrero de nacionalidad siria en la localidad de Labwe, cercana a Arsal y a unos 30 kilómetros de las montañas de Qalamoun, donde los rebeldes intentan recuperar las posiciones ganadas por el Ejército de Bachar el Assad y la milicia chií Hezbolá en su última ofensiva en torno a la carretera que une Damasco y Tartus.

«El apoyo internacional a las instituciones gubernamentales y a las comunidades locales es de tal nivel que, pese a haberse incrementado lentamente, es totalmente desproporcionado con respecto a las necesidades», asegura Guterres, «el apoyo a Líbano no es solo un imperativo moral, si no que es desesperadamente necesario para detener la erosión de la paz y la seguridad en esta frágil sociedad y en toda la región». La propia agencia de la ONU reconoce que, de los 1.373 millones de euros necesarios para afrontar la crisis humanitaria (solo en Líbano), solo han recibido 175 millones de la comunidad internacional.

Fuente: elpais.com