Melodías de la basura

musicaA varios kilómetros se siente el olor nauseabundo que despiden las 1.000 toneladas de desechos que se recogen a diario. Por donde se mire se respira pobreza y los lugareños advierten que transitar de noche por la zona es un verdadero peligro. Así es la comunidad de Cateura, donde se encuentra el vertedero municipal más grande de Asunción. De allí justamente, del último rincón de esta ciudad, emergió una sinfonía impensada. En 2006 surgió un proyecto y de la basura se comenzaron a idear instrumentos para recrear buena música. Esto le ha cambiado la vida a los niños, adolescentes y jóvenes paraguayos de esa zona periférica.Así nació la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, conformada en su mayoría por hijos de los ‘gancheros’. Se llaman así porque separan la basura con un gancho. Muchos de ellos trabajan hasta 14 horas por día en el vertedero municipal de Asunción.Unas cuadras antes de llegar al Centro Vy’Arenda Fe y Alegría, situado en Cateura, donde se realizan los ensayos todos los miércoles y sábados, ya se escucha una hermosa melodía. Quienes no conocen la orquesta y solo oyen su música no se imaginan que esas bellísimas notas musicales salen de guitarras hechas de latas, violines fabricados con asaderas y pedazos de madera o saxofones, flautas, trompetas, trombones y bajos producidos con tablas, tubos de cañería y restos de cubiertos, embudos, monedas, llaves, botones y diferentes tipos de chatarra.Es miércoles por la tarde. El mal olor es penetrante en el aula de Vy’Arenda, que hace de sala de ensayos y cuyas paredes y ventanas están deterioradas y con los vidrios rotos. Allí se reúne una treintena de chicos de entre 10 y 19 años, que parecen estar ya acostumbrados a percibir ese olor  y solo están afanados en afinar sus instrumentos y mejorar su técnica. Unos tocan guitarra, bajo y batería; otros violonchelos, violas, saxofones, contrabajo y los demás flautas, violines y batería. El director, Fabio Chávez, está al frente con su batuta y comienza a contar un, dos, tres… y luego se escucha una melodía que toca las fibras y se siente como si fuera una sonrisa que sale del alma.La Orquesta de Cateura, que acaba de concluir una gira como telonera de la reconocida banda de rock Metallica, ha conseguido que los chicos puedan saltar la brecha de la marginalidad ligada a su entorno y acceder a los instrumentos necesarios para lograr una formación musical, tener otra opción de vida y una oportunidad profesional.Música en un lugar donde estaba prohibido soñarFabio Chávez es el mentor de este proyecto altruista. Es un técnico ambientalista aficionado a la música que fusionó su amor por el arte y su pasión por el medioambiente. Empezó dando clases a los chicos, pero en poco tiempo la cantidad de alumnos superó la de los instrumentos. Fue así como nació la iniciativa de crear la orquesta pero con instrumentos reciclados, ya que los convencionales eran muy caros para ellos. Este músico aficionado nació y se crió en Carapeguá, un lugar distante 84 km de Asunción. Desde muy joven canta y toca guitarra y algunos otros instrumentos. Si bien vivía en la capital paraguaya, los fines de semana viajaba a su ciudad natal para enseñar música a los niños, entre quienes había formado un pequeño grupo musical. “La gente tiene que darse cuenta de que no debe tirar la basura tan fácilmente y que tampoco debe desechar a las personas de la misma forma, insiste Chávez, cuyo principal desafío era hacer que la Quinta sinfonía y el Himno a la alegría, de Beethoven, La pequeña serenata nocturna, de Mozart y la Suite para cello, de Bach, suenen de la mejor forma posible con los instrumentos reciclados. ¡Y vaya que lo logró! musica3Sueños impensadosSon muchas las historias como la de Tania Vera que está en la orquesta desde sus ocho años, ahora tiene 16. Vive con su madre, su padre lamentablemente es adicto al crack y su hermana que también estaba en la orquesta se embarazó y tuvo que dejar el grupo. Tania es una de las pocas que comenzó con el proyecto y permanece hasta ahora.  Ha viajado a 13 países y gracias a su participación le ayudan con algunos gastos del colegio y de la casa.“Quiero estudiar licenciatura de música y luego dar conciertos como solista. Agradezco a Fabio porque con este proyecto ha cambiado la vida de muchos jóvenes de Cateura y hemos viajado a lugares con los que nunca ni siquiera habíamos soñado”, apunta.Ada Ríos (16) está en la orquesta hace seis años. Afirma que su vida cambió por completo desde que se integró. “Vivimos en una zona con tanta pobreza que nunca soñé viajar y conocer tantos países porque ni siquiera salía de mi casa. Formar parte de este proyecto me hizo una persona más responsable, disciplinada y estudiosa. Ahora enseño violín a otros niños y gano un sueldo para ayudar a mi familia económicamente. Quiero ayudar a otros niños para que no caigan en vicios y que su único vicio sea la música”, remarca.  Andrés Viveros (19) no tenía en mente ingresar a la universidad, porque creía que estaba lejos de su realidad. En 2007 su vida dio un giro. Ingresó a la orquesta y aunque no sabía nada de música, le puso alma, vida y corazón. Aprendió a tocar guitarra formal y después de dejar por unos meses el grupo, se reintegró y comenzó a practicar saxofón tenor y ahora además de enseñar a otros niños su arte, estudia Administración de empresas. “La música es una excelente terapia para alejar a los niños de los peligros de la calle. Si no fuera por la música, no sé qué hubiese sido de mi vida. Soñaba con viajar desde niño, pero jamás imaginé tocar ante la reina Sofía o la princesa Beatriz y mucho menos antes miles de personas que nos aclaman de pie. Es hermoso vivir este sueño”, cuenta.La historia de los recicladosEn 2006, en un evento que organizó Chávez en el vertedero municipal, donde trabajaba hasta que la orquesta le demandó más tiempo y comenzó a viajar, llevó a los chicos para que tocaran algo y a los ‘gancheros’ y a sus familias les gustó mucho y pidieron a Fabio que les enseñara música;  él aceptó sin pensar que en poco tiempo la cantidad de instrumentos no sería suficiente para todos los chicos que mostraron su interés en aprender.Fue a partir de esta necesidad y de la realidad social de la zona, donde hay mucha basura (la gente tiene buen conocimiento del manejo de la misma), que surgió la idea de crear instrumentos utilizando desechos. Fabio se acercó a algunos ‘gancheros’ y les propuso construir las ‘herramientas’ musicales. Los animó y les dijo que él les iba a enseñar cómo hacerlo y que los acompañaría en todo el proceso; algunos aceptaron.El que más interés demostró fue don Nicolás Gómez, que hasta ahora sigue siendo el luthier (construye los instrumentos de cuerda de la orquesta y también enseña a los niños a elaborarlos), aunque hoy en día no solamente fabrica todos los de cuerda, también los de percusión.“Se entusiasmó tanto con la idea que ni siquiera preguntó cuánto iba a ganar por ese trabajo.  Le trajimos un violín para que se guíe, probó a fabricar uno con latas viejas y lo consiguió; el desafío era hacer que suene bien y ese fue otro proceso que con el tiempo se fue perfeccionando”, recuerda Chávez.Don Nicolás dio una maravillosa lección, que aún viviendo en la más absoluta miseria, si se tiene talento, creatividad e iniciativa, cualquier desperdicio puede convertirse en un hermoso instrumento que transforme la vida de muchos niños y jóvenes.Colá, como le dicen de cariño, asegura que jamás se le cruzó por la cabeza hacer instrumentos reciclados. Se siente feliz al ver a los chicos cuando tocan un violín, una guitarra, una viola o un chelo, hechos por él. “Ahora disfruto más de mi trabajo porque saco algo tan hermoso de la basura para transmitir la música”, afirma. musica4Hasta que llegó el éxitoNo fue sino hasta el año 2008 que la orquesta se dio a conocer brindando pequeños recitales en Asunción y a mediados de 2012 tuvieron la oportunidad de salir a Brasil y presentarse en la Cumbre de Río +20, realizada en San Pablo. Luego viajaron a Panamá y  Colombia.A fines de 2012, gracias a un video en las redes sociales de un avance del documental Landfill harmonic (La armonía del vertedero) que narra la historia de la orquesta, los chicos se robaron el corazón de millones de personas en todo el mundo. De ahí comenzaron a llegar las invitaciones para viajar y dar conciertos en diversos países de Europa, Medio Oriente, Norte y Sudamérica.Solo en el año 2013 la Orquesta de Cateura realizó más de 60 conciertos en Holanda, Francia, España, Noruega, Alemania, Japón, Palestina, Estados Unidos y Canadá, además de diferentes países americanos entre ellos Argentina, Brasil, Panamá, Perú, Chile, Ecuador y Colombia, ganándose la admiración de miles de personas, que han acudido a las presentaciones a disfrutar de la armonía del vertedero, acaparando la atención de las redes sociales y de los medios de comunicación.La orquesta se ha presentado ante autoridades de diferentes países y también ante la realeza. Los chicos hicieron una presentación para la reina Sofía, de España y otra para la princesa Beatriz, de Holanda, deleitándolas no solo con las sinfonías de Mozart o de Beethoven, sino también con las baladas de Frank Sinatra, de los Beatles y con las polkas paraguayas y las cumbias.Nadie es profeta en su tierraLo lamentable es que si bien los niños y jóvenes se han  hecho conocer en diversas naciones del mundo y han recibido bastante apoyo, en su patria es poco o nada la ayuda que se les da. Ni siquiera cuentan con un espacio propio donde los chicos puedan ensayar de una manera digna y apropiada y deben pedir permiso para usar aulas de escuelas o salones de algunas capillas.“No tenemos una organización que nos ayude de forma constante en Paraguay, pero sí hay fundaciones que nos están cooperando. Recientemente las autoridades se han comprometido para ayudarnos a construir un local para la orquesta. Estamos en proceso y esperamos ver pronto ese sueño hecho realidad”, indica Thomas Lecourt, un voluntario francés y director asistente de la orquesta.“Anhelamos disponer de un lugar con aulas, baños para niñas y niños, además de un taller para que el luthier pueda trabajar y también que tenga un auditorio donde se den los conciertos”, pide Carmen Cabrera, que funge como vicepresidenta de la asociación Armonía de Cateura y que tiene, además, a tres hijos en el grupo. La misión de la orquestaChávez resalta que la misión de la orquesta no solo es formar músicos, porque de hecho ni él mismo es profesional. El objetivo principal es cambiar la vida de los chicos que ingresan, tanto en lo material, social y sicológico, brindándoles  las herramientas y la posibilidad de proyectarse en su futuro y conducirlos hacia un proyecto de vida, ya sea como músicos, artistas o como buenos profesionales.“Hace poco implementamos un programa para responder a las necesidades básicas de los chicos. Tratamos de ayudarlos y en lo posible mejorar su casa, pagar su escuela y cuidar su salud.También invertimos parte del dinero que percibimos por los conciertos en clases en informática, inglés, administración y manejo de organización para ellos. Además, compramos algunos equipos necesarios. Tenemos un presupuesto de $us 60.000 por año”, explica Lecourt.El objetivo principal, enfatiza Chávez, es alejar a los chicos de Cateura del peligro de la delincuencia y la drogadicción. Creo que la música es ese puente que ellos pueden cruzar para sentirse a salvo. La meta como orquesta,  subraya, no solo es formar buenos músicos sino, sobre todo, buenos ciudadanos.“El mundo nos envía su basura y nosotros le devolvemos una hermosa sinfonía. Con esto demostramos que en Cateura no solo hay desperdicios, hay gente que sabe hacer buena música, que más que ser un lenguaje universal y un alimento para el alma, se ha convertido en un agente de cambio”, concluye Chávez Fuente: www.eldeber.com.bo