Del infierno de Sartre a los fantasmas del Baúl

Emilio Martínez*

MISSING OK Si Jorge Luis Borges se figuró el paraíso “bajo la especie de una biblioteca”, Jean-Paul Sartre se imaginó el infierno como un hotel gigantesco, en cuyas habitaciones las almas se atormentan mutuamente por medio de las palabras.

Así lo planteó en Huis Clos (A puerta cerrada), estrenada en el Vieux-Colombier pocos meses antes de la liberación de París y donde se encuentra la conocida frase: “el infierno son los demás”.



Setenta años después, El Baúl Teatro pone en escena una obra de la dramaturga cochabambina Claudia Eid, que de alguna forma dialoga con aquella otra a través de varios vasos comunicantes.

Se trata de Desaparecidos, donde tres room-mates del infierno de la soledad comparten el denominador común del padre ausente, representado en un cuarto personaje fantasmal que parece discurrir en otro plano de realidad.

Pero aquí el tormento recíproco aparece atenuado -y quizás disuelto en el final catártico- por la compasión entre los personajes.

Hay que destacar la puesta en escena, que sale fuera del escenario tradicional para reducir la distancia con el espectador, y que juega con un grupo de espejos que amplían las dimensiones psicológicas del theatrón, el “lugar para contemplar”…

*Escritor