Varios vacíos relevantes restan validez al Informe de Monitoreo de la Coca presentado por la oficina boliviana de la UNODC. Se trata, como señala el ex zar antidroga Ernesto Justiniano, de un documento que puede servir para el área agrícola, pero no para hacer un balance sobre la lucha contra el narcotráfico. Esto, toda vez que el informe no arroja datos sobre la producción de cocaína en el país. Otro punto débil está en las estimaciones de rendimiento de los cultivos, que podría ser muy superior al indicado. Como lo dice el mismo Resumen ejecutivo del informe, “este estudio supone 3 cosechas al año, un supuesto que la UNODC no está en condición de verificar”. El documento añade que “Los factores de rendimiento del EDHC-B se aplicaron en áreas donde el cultivo de coca está regulado por la legislación nacional, Ley 1008 (12.000 ha), mientras que para las áreas restantes se aplicaron los factores de rendimiento de los estudios de 1993 y 2005 utilizados en anteriores informes de monitoreo”. Esto es, que precisamente para las zonas excedentarias se utilizaron indicadores presumiblemente obsoletos.Un dato relevante que sí consigna el informe, y que ha sido cuidadosamente obviado por el gobierno cocalero de Evo Morales, es que del total de hoja que pasa por los mercados legales apenas un 7% proviene del Chapare, siendo que esta región produce el 31% de la coca del país. Una prueba más de que el bastión presidencial sigue desviando la mayor parte de su producción al narcotráfico…[email protected]