¿Qué gana y qué pierde Argentina al no negociar con los “holdouts”?

Claudio Loser

LOSER Hoy se reunió en Washington la más venerable de las organizaciones Panamericanas, la Organización de Estados Americanos, para discutir el tema del conflicto de Argentina con los “holdouts” (conocidos en el lenguaje oficial y popular como fondos buitres) en cuanto a la reestructuración de la deuda externa Argentina. El resultado era predecible, más allá de que existe sentencia judicial avalada por la Suprema Corte de los Estados Unidos requiriendo que Argentina pague a los ”holdouts” a la vez que a los poseedores de bonos reestructurados. Hubo unanimidad de parte de los miembros iberoamericanos y del Caribe en respaldar a la Argentina, y abstención por parte de los Estados Unidos.

¿Más allá del aspecto legal, qué gana la Argentina con estas acciones? Argentina logró un apoyo declaratorio, pero sin ningún costo para otros países de la región, que se suman a lo manifestado por el G-77 y otros foros. Si el gobierno observara los hechos y no la vacuidad de las palabras, notaría que ningún otro país (o por lo menos ningún otro país que no esté en conflicto o en estado de post-conflicto) está en una situación equivalente a la Argentina. Todos cumplen sus obligaciones dentro del marco legal que han aceptado para sus deudas, ya sea interna o internacionalmente. Además, reconocen las reglas relevantes y las autoridades competentes para dirimir sus disputas. Más aun, las valuaciones de las deudas de otros países no han mostrado ningún grado de contagio, y ningún otro deudor importante quisiera seguir los pasos de Argentina. Existen, por cierto, propuestas nuevas y muy atinadas de reforma para solucionar situaciones de mora o cesación de pagos, pero eso es relevante para el futuro.



¿Que pierde la Argentina si no negocia dentro del marco de la sentencia judicial en su contra? Aunque el gobierno habla de acciones externas en su contra, y defensa a sus derechos soberanos, lo que ha puesto en juego la Argentina es el futuro económico de prácticamente todos los argentinos. Ello muestra una gran falta de criterio, más allá de tranquilizar a los seguidores cercanos al gobierno.

Concretamente, si Argentina no llega a un acuerdo satisfactorio para ambas partes se encontraría con los siguientes problemas económicos:

1. El gobierno argentino continuaría obteniendo poco financiamiento a altas tasas de interés. Posiblemente podría entrar en cesación de pagos. Con una deuda externa de aproximadamente U$S110 mil millones (excluyendo empresas vinculadas e incluyendo deuda no reestructurada), Argentina podría pagar fácilmente U$S 4-6 mil millones al año más que si se regularizara su deuda, por la alta prima de riesgo implícita en su deuda.

2. Aunque Argentina continua siendo un atractivo destino de inversión, en muchas áreas tales como gas y petróleo, la inseguridad jurídica haría que los inversionistas extranjeros no traigan dinero y de esta manera el nivel de inversión continuaría siendo bajo.

3. Igualmente, los argentinos continuarían tratando de proteger sus ahorros, y mantener los fondos en el exterior, donde se estima que hay activos de aproximadamente U$S 200 mil millones. Si estos retornaran, el impacto sería importantísimo para la prosperidad del país.

4. Con inversión reducida y precios estancados de las materias primas, el potencial de crecimiento se mantendría en niveles muy bajos, aproximadamente 2-3 por ciento al año.

5. El grado de incertidumbre continuaría presionando los precios, aun con una política monetaria firme, y con fuerte volatilidad en el mercado cambiario, más aun si se mantienen las restricciones al acceso al mercado de divisas.

6. Las cuentas fiscales se mantendrían débiles, especialmente debido a la recaudación que proviene de las exportaciones.

7. Con las distorsiones y falta de recursos, el impacto sería particularmente fuerte para los segmentos de menores ingresos, que ya han sufrido el impacto de una tasa de inflación alta pero no reconocida oficialmente, incluso después de la revisión de los índices de precios

Algunos pueden considerar que esta visión es demasiado pesimista. Sin embargo, observando la situación actual ya se observan estos fenómenos, con caída de producto, baja inversión, alta inflación, diferencial fuerte en el mercado cambiario, y mayor pobreza. Por ello, es crucial que las autoridades comprendan lo errado de su enfoque, que sólo puede herir aún más a los sufridos argentinos.

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