Cifras apocalípticas

Manfredo Kempff Suárez

manfredokempff21_thumb No soy un convencido de la veracidad de las últimas encuestas, pero qué duda cabe de que siendo las únicas, se deben tomar en cuenta. Si una cifra se repite una y otra vez, en distintas encuestadoras, quiere decir que hay una tendencia innegable, que no todo puede ser falso. Y según las últimas dos encuestas (El Deber-Mori e IPSOS) la paliza que va a dar el MAS en las próximas elecciones tiene una expresión memorable.

No sería ninguna novedad que S.E. gane en su re-reelección; por el contrario sería sorprendente que la oposición pudiera llevar al candidato oficialista a una segunda vuelta. Pero los números que arrojan las encuestas son apocalípticos. No dejan lugar a pataleo. Todo el occidente del país (valles y altiplano) está claramente inclinado por el MAS y en el oriente sólo se podría salvar el Beni, porque Santa Cruz – contra todos nuestros deseos y rogativas – parece caer en manos masistas.



En las siete semanas que quedan hasta la cita con el paredón el 12 de octubre, algo se puede salvar. Tal vez Doria Medina pueda lanzar una ofensiva publicitaria de impacto que atenúe las diferencias. O quizás Tuto Quiroga haga valer su capacidad para debatir. Lo malo es que ni la propaganda de Samuel ni el verbo de Tuto le quitarán votos al MAS, sino, en el mejor de los casos, captará algo del voto indeciso. ¿A costa de quién? De ellos mismos. Mientras S.E. rehúya los debates y siga gastando millones, Tuto Quiroga, para subir, tiene que quitarle votantes a Doria Medina. No hemos dicho ninguna novedad.

Si en breve uno de los dos no se baja de la candidatura, ambos irán a la hoguera juntos y lo más que cosecharán será alrededor seis senadores. Es el error mil veces advertido de que participen varios candidatos. Naturalmente que los dos tercios en la Asamblea los tendrá asegurados el MAS. La oposición se quedará con dos perdedores de categoría que habrán acabado con sus anhelos presidenciales defraudando a medio mundo.

Pero hay algo más que esta vez atañe a los cruceños. Si en octubre se pierde Santa Cruz por paliza – como dicen las encuestas a las que no queremos dar crédito – en febrero se perderá la Gobernación. Simplemente porque a Rubén Costas se lo ve como el artífice de la candidatura de Samuel, y porque el pueblo, si la derrota de la UD es total, no va a votar por un perdedor. En esta calamidad no estará ausente la actitud complaciente del alcalde cruceño, que, pese a su decisivo poder popular, parece darle igual que gane quien gane.

El Deber – Santa Cruz