Ancianos encarcelados en Palmasola celebran su día con retraso y en medio de carencias

Santa Cruz, Bolivia. No hubo regalos ni agasajo para ellos en el Día de la Dignidad del Adulto Mayor. Los ancianos lamentan que no haya atención médica adecuada y que no puedan cumplir su condena con detención domiciliaria.

Ancianos en Palmasola celebran su día con retraso y en medio de carencias

imageLos ancianos detenidos en Palmasola están olvidados por sus familiares y las autoridades. Foto: Agapito Paco.

EL DEBER Digital, Santa Cruz



Cerca de 430 adultos mayores detenidos en la cárcel de Palmasola no celebraron el día de la Dignidad del Adulto Mayor el pasado 26 de agosto como manda el Decreto Supremo N° 0264 en el país. Estos ancianos, olvidados a su suerte, tuvieron su agasajo recién una semana después con mucha austeridad.

El regalo sorpresa que tuvieron en su día los ancianos que viven en Palmasola fue el pago puntual de su bono Renta Dignidad correspondiente al mes de agosto por parte de un miembro de la Fuerza Aérea.

La alegría fue momentánea, luego de sonreír por las visitas y el bono, la tristeza retornó otra vez. Pedro Ibáñez Iriarte tiene casi 70 años, lleva ocho años detenido y nadie lo visita porque su familia está en Trinidad. Padece de una variedad de  problemas de salud.

“Tomo tabletas todos los días para paliar el dolor”, se quejó. Cuenta que sus piernas se inflaman y cuando los médicos cubanos iban a ingresar al penal a operar gratis a los ancianos por problemas en la visión por cataratas, las autoridades policiales impidieron el ingreso de los galenos, dice.

Arnaldo Moreira Da Silva tiene 51 años, es brasileño, natural de Campo Grande. Él dice que ayuda a los ancianos como voluntario. Se queja de que no exista una adecuada atención médica dentro del penal para los ancianos. “Los médicos aparecen cuando quieren, no hay atención médica, no hay medicinas, la gente aquí tiene hasta 79 y requieren atención especializada”, exige.

La mayoría de los ancianos sufren de dolencias como diabetes, próstata, problemas respiratorios e infecciones urinarias.

“Cuando viene un doctor dan medicamentos que no corresponden a la enfermedad y son solo calmantes. La última vez que recuerdo que hubo atención médica fue cuando vino una odontóloga”, lamentó Moreira y manifestó que conoce sobre medicina porque en su natal Campo Grande fue paramédico.

Sin una cama para dormir

Los ancianos que no disponen de una cama ni mucho menos una habitación para dormir, viven en instalaciones de la iglesia evangélica cristina Esperanza Viva, lugar donde se desarrolló la celebración de los adultos mayores. 

Cerca de 33 ancianos viven en un salón de reuniones de la iglesia y guardan sus pocas pertenencias en unas cajas de madera apiladas unas sobre otras, más parecidos a canastillos para transportar tomates, que a casilleros.

Allí guardan lo más preciado que tienen: ropa y alimentos. La puerta asegurada con un pequeño candado que para ellos es la garantía de que sus cosas seguirán allí cuando vuelvan. 

Visita inesperada

La diputada María Cristina Viscarra acompañó a los ancianos durante su celebración y uno tras uno se acercaban a ella para pedir que pueda intervenir ante las autoridades para dar solución final a su encierro.

El presidente de la Federación Departamental de Adultos Mayores (FDAM), Guillermo Nosa, explicó que los principales problemas que sufren los ancianos es la falta de medicamentos en el hospital de El Bajío, por lo que tienen varias recetas acumuladas.

El dirigente reiteró que diabetes, hipertensión y osteoporosis son los principales males que afectan la salud de los ancianos.

En los próximos días tienen previsto asistir a un congreso nacional de representantes de adultos mayores en La Paz, para buscar soluciones y exigir la atención de las autoridades nacionales. 

El presidente de la Asociación de Ancianos de Palmasola, Rolando Méndez, lamentó que los ancianos no puedan guardar detención domiciliaria para defenderse en libertad, tal como manda la Ley 2298.

Muchos ancianos no cuentan con un domicilio legal por lo que no se pueden beneficiar con la disposición de esta norma. “Nuestros familiares se olvidaron de nosotros, ya no tenemos nada ni amigos ni casa. Y lo peor es que cuando salgamos no podremos ni trabajar porque somos viejos y tenemos antecedentes penales”, lamentó Méndez.

Cifras

En Bolivia, el 52% de la población adulta mayor vive en pobreza moderada y solo el 17% accede a una renta por jubilación.

La falta de documentos de identidad es el obstáculo principal que les impide cobrar la renta Dignidad.