El cáncer y la subvención de combustibles

Carlos Federico Valverde Bravo

VALVERDE OKI El presidente dijo exactamente: “La exagerada subvención hace daño a la economía, la subvención es un cáncer para la economía nacional”. Yo soy simplemente un observador de lo que pasa en el país, lo suficientemente entendido como para no darme cuenta de que si la producción de YPFB no sube en líquidos asociados (para sacar diésel y gasolinas) y no se controla el ingreso de autos chutos, estaremos frente a un rompimiento del equilibrio entre oferta y demanda de combustibles. Cuando eso se dé, es obvio que va a crecer la subvención de combustibles. Evidentemente, estamos frente a la posibilidad cierta de un agravamiento del “desangramiento de la economía nacional”, porque debemos entender, como ciudadanos, lo que ya entendió el Gobierno.

En los últimos años ingresaron al país, vía contrabando, más de 70.000 autos chutos, que no han sido registrados en los datos oficiales, que arrojan 1.326.833 vehículos (ver el trabajo Actualidad estadística, INE). Este trabajo dice que el 80% del parque automotor usa gasolina, de manera que la producción de gasolina deberá incrementarse y mantenerse en niveles altos para llenar los tanques de más del 80% de usuarios. YPFB es optimista, cree que puede con esto, aunque el costo de la gasolina en Bolivia es mucho más barato que en el exterior, lo que implica que, por más que producirla sea más barato que venderla en el mercado interno, se pierde la diferencia frente al costo real, de manera que seguimos hablando de subvención (los ‘economistas’ de la frontera entendieron al mercado).



Si creemos en estos datos (ya sé que son del INE, pero hay que creer en algo), nuestro verdadero déficit va a seguir en el diésel; el Gobierno y la CAO dicen que quieren ampliar la frontera agrícola en un millón de hectáreas. Si calculamos que el consumo en siembra convencional por hectárea tiene un promedio de 80 litros de diésel, la pregunta es: ¿de dónde saldrán 80 millones de litros de diésel adicionales? ¿De las dos refinerías que funcionan hace 30 años? Está claro que vamos a seguir importando y cada vez más cantidad de plata se va a ir; preocupa, porque hay una evidente improvisación en la materia. Queda claro que una cosa es el discurso político y otra la realidad hidrocarburífera.

El Deber – Santa Cruz