México: próxima potencia energética continental

Boris Santos Gómez Úzquedaborisgomezok1Recientemente México reformó su arquitectura legislativa y regulatoria en hidrocarburos y energía. Y en el marco de esa política de largo plazo está en el camino de atraer y ejecutar inversión en más de 60.000 millones de dólares anuales desde 2018 cuando la reforma energética esté en plena ejecución.Esa reforma va a motorizar la economía mexicana desde una nueva perspectiva. Más dinámica y generadora de nuevos emprendimientos que acompañarán el desarrollo de la industria energética.Luego de 70 años, el Gobierno mexicano modernizó sus esquemas legales para permitir ingreso de capitales a todas las operaciones del sector hidrocarburos tradicionalmente en manos estatales.Fuentes oficiales estiman que la reforma permitirá a México lograr inversión sectorial en esa cifra que, a todas luces es importante y demostraría el éxito mexicano en ese sector de la economía. Mientras Venezuela ya va debiéndole a China 40000 millones; en Bolivia no se sobrepasó nunca los 4000 millones/año de inversión externa en el sector energía. La estabilidad y la democracia son escenarios mínimos para ejecutar las reformas que México está liderando.La reforma permitió que hoy se diseñen nuevos modelos de contratos para que capital privado sea parte de exploración y extracción de hidrocarburos; además de servicios, producción con utilidad compartida y apoyando las tareas industriales de la estatal petrolera mexicana.El nuevo modelo mexicano reemplaza al “monopolio” de 76 años que la estatal Pemex y el estado tuvieron en negocios hidrocarburos y también sobre el sector eléctrico.Adicionalmente se dará mayores facilidades a la empresa estatal para sus operaciones mejorando su situación financiera, sus planes de inversión y financiamiento que generarán una producción de crudo de 2,8 millones de barriles/día para 2018.Hoy en día Venezuela produce esa cantidad. Imagínense si Venezuela fuera bien administrada. Tuviera la posibilidad de lograr exitosos negocios que beneficien a su sociedad.México es el décimo productor mundial de petróleo, con producción de 2,5 millones barriles/día en 2013.Además México logrará nuevas alianzas y asociaciones entre el estado y capitales privados para 10 megacampos petroleros (valorados en cifra superior a 32.300 millones de dólares), modernizando el sistema de ductos y refino.Bolivia en 10 años aún no definió una política de largo plazo para el sector económico más importante: negocios en gas, que son los que “alimentan” y servirán de base para el desarrollo/crecimiento boliviano por los próximos 100 años.Estas reformas al sector hidrocarburos de México muestran al continente que de manera inexcusable se debe modernizar la armazón legal y regulatoria y permitir asociaciones entre estado y capitales privados. Emulando esa reforma energética, Bolivia y Venezuela tienen el mandato irrenunciable -con nueva mentalidad- de impulsar una reforma energética integral para evitar el despilfarro de gas y petróleo, respectivamente, y redirigir los ingresos por venta de esos recursos a mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos.La “receta” mexicana es sencilla: nuevos esquemas de pensamiento y dejar de lado nacionalismos que, al fin de cuentas, no le hacen bien a nadie. Los números que atraerá la reforma energética mexicana, sumada a los proyectos y a la infinidad de otros movimientos económicos que moverá la industria son la demostración más clara que una política de largo plazo debe ser elaborada pensando en la gente.La energía (el petróleo y el gas) son la llave de la economía de éste tiempo. Y es deber utilizarlos con razonabilidad para beneficio de la sociedad.Diario Las Américas – Miami