Lecciones en la recta final

Iván Arias Duránint-38749Esta campaña electoral deja muchas lecciones que los políticos y estudiosos deberemos comprender para proponer ajustes, reformas y cambios en temas que vayan desde la legislación hasta la práctica política. Aquí sólo mencionaré algunas que, a mi juicio, son centrales para que no sólo se mejore el acto electoral, sino la calidad de la democracia. Vivimos ya 32 años de democracia ininterrumpida y hay aspectos que lejos de mejorar han empeorado en favor de una democracia de baja intensidad.Una de las primeras lecciones de este proceso es que debemos eliminar la reelección para presidente y vicepresidente, debido a nuestro bajo desarrollo democrático institucional.La reelección ha demostrado, con creces, que es la gran oportunidad para asaltar las arcas del Estado y abusar de los medios públicos (de todos los bolivianos) en favor de un partido y una sola visión.Producto del periodo de los caudillos bárbaros y del apogeo revolucionario, entre 1952 y 1967, es que los bolivianos aprendimos que eso de las reelecciones sólo acarreaban corrupción y envilecimiento del poder.Por eso en nuestra legislación, anterior a la actual Constitución Política del Estado, la reelección estaba prohibida. La reelección, lejos de ser una revolución, ha sido una involución que debe corregirse.La segunda lección tiene que ver con el árbitro del proceso electoral. Esperemos que éstas sean las últimas elecciones en que vamos a una votación con arbitro bombero. Urge recuperar la respetabilidad, credibilidad y capacidad técnica del Tribunal Supremo Electoral.Los actuales miembros de este órgano, tan importante para la democracia, han hecho todo lo posible para darse tiros en los pies y dejar sentado que están alineados al parido de Gobierno antes que a la transparencia e imparcialidad tan necesarias para que el voto ciudadano sea respetado y valorado.La injerencia partidaria y control de este órgano por un partido está minando la legalidad y legitimidad de los procesos electorales. No provoquemos que la ciudadanía reaccione con acciones de violencia si siente que su voto y su decisión son manipuladas.Nos costó pasar de la «banda de los cuatro” a conformar una corte electoral respetable y confiable. Desde 2007 se han dado pasos agigantados para matar la confianza en favor de la manipulación del voto. Esta es una tarea urgente a modificar por el bien de la convivencia democrática de los bolivianos y bolivianas.Otra lección de este proceso electoral tiene que ver con la necesidad de que se obligue por ley al debate público entre los candidatos que postulan a la máxima magistratura del país. Así como el voto es obligatorio, también debe ser obligatorio que los candidatos presenten al país sus propuestas de forma abierta, clara y sin temor a que la misma sea puesta en cuestión por la sociedad, para que, al mismo tiempo, ésta tome una decisión informada. Al respecto deberemos aprender de los países vecinos que hacen de esta práctica una norma democrática que profundiza el dialogo y madurez ciudadana.Relacionado con lo anterior, y sin caer en las censuras e intervencionismos tan odiosos, es necesario que se regule con sabiduría el tema del acceso y propiedad sobre los medios de comunicación.La denuncia de Raúl Peñaranda en su libro Control Remoto no puede caer en saco roto y obliga a no hacernos a los locos y tomar medidas que eviten que desde los medios se dé una sola visión de país y que, para la misma, se utilice la apropiación y coerción de los medios.El tema del financiamiento de los partidos debe volver al debate y es una tarea a ser regulada. En un país con más del 75% de economía informal, los actores de la ilegalidad no duermen porque son los que mejor saben que el lobby político es vital para seguir engordando en base al dinero mal habido.No se puede permitir que dinero del narcotráfico transite en la política y se apodere de espacios de poder público, ya sean nacionales o locales. La colombianización de la política, al estilo de los carteles de Medellín o Cali, es algo que los bolivianos no podemos permitirnos, porque este es el principio de una escalada que sólo trae dolor y muerte.Finalmente, es tiempo de que volvamos a la legalidad y que los procesos electorales se ajusten a lo que establece la CPE, en sentido que la posesión y gestión presidencial se hace y empieza en agosto, que es el mes del nacimiento de la patria de todos los bolivianos y bolivianas.No sigamos insistiendo en el error. Y, para despedirme, sólo pedirle que este domingo 12 de octubre vaya y vote. No mate la democracia con su indiferencia, porque a pesar de todas sus falencias es lo mejor que aun conservamos.Página Siete – La Paz