‘Cumbritis’

Marcelo Ostria Trigoostria-trigoLas cumbres de jefes de Estado y de Gobierno ya ocasionan fatiga, por su frecuencia, y frustración, por sus escasos resultados. Sus agendas sobrepuestas a las de otros cónclaves dan lugar al tratamiento simultáneo de importantes temas, en desmedro de la eficacia y coherencia en las decisiones, lo que ha convertido a estas cumbres en reuniones rutinarias; más útiles para el protagonismo de sus participantes que para trabajar en asuntos trascendentales.Este tiempo ha sido el de las cumbres de Unasur, Iberoamericana, ALBA y, la próxima, de las Américas. Y en un arranque de franqueza, el presidente ecuatoriano Rafael Correa advirtió sobre el peligro de que “la gente se canse de estas cumbres y no vea hechos concretos”. Y esto es lo que precisamente sucedió en la cumbre de Unasur en Ecuador: un solo proyecto concreto, interesante pero de complicada concreción: la creación de la ciudadanía sudamericana, junto a un faraónico edificio para su secretario general.Siguió la XXIV Cumbre Iberoamericana en Veracruz, México, que mostró que “…muchos jugadores ya ni siquiera acuden al campo. La fragmentación generada por el área bolivariana, encabezada por Venezuela y Bolivia, el desdén del bloque cubano, la insularidad ideológica de la Argentina de Cristina Fernández y la lejanía brasileña al foro, han llevado a la cumbre a perder peso representativo. Ninguno de estos seis países, que juntos suman más del 50% del PIB latinoamericano, ha enviado a sus más altos dignatarios”. (J. Martínez Ahrens y M. González – El País, Madrid).El 14 de diciembre se reunió en La Habana, la cumbre de la ALBA, cuyo futuro está vinculado al del petróleo y que ya perdió influencia por la crisis venezolana que comenzaba a percibirse desde la convalecencia de Hugo Chávez. Los resultados, como era de esperar, son magros para un organismo que pretende establecer un proceso de integración. Solo hubo reiterados apoyos a Maduro y a Castro.Poco se espera de la Cumbre de las Américas de abril de 2015 en Panamá. Ya no se cree en la esperanzada idea de que “el proceso de las Cumbres de las Américas es vital para establecer y alcanzar metas en el Hemisferio…”. Se avizoran, en cambio, dificultades, empezando por la presencia de Cuba –por primera vez–, y por la agudizada agresividad del neopopulismo contra EEUU.Han quedado atrás las negociaciones que, cuando se empantanaban, tenían la alternativa de recurrir a los presidentes; ahora, los presidentes pueden ser los autores del empantanamiento.El Deber – Santa Cruz