¿El discurso antiimperialista en extinción…?

Arturo Yáñez CortesYANEZProbando una vez más aquella célebre frase atribuida a Palmerston: “Las naciones no tienen amigos ni enemigos permanentes, sólo intereses permanentes”, el reciente restablecimiento de relaciones diplomáticas entre EEUU de Norteamérica y Cuba después de más de 50 años está teniendo en este año que acaba múltiples repercusiones, aún en desarrollo. No obstante, una que ya aparece nítidamente es que ha dejado a los regímenes populistas del ALBA en evidente offside, pues su acostumbrado y eterno discurso antiimperialista achacándole al imperio todos sus males habidos y por haber, desde la enfermedad que causó la muerte de su Comandante Chávez hasta el reciente derrumbe del precio del petróleo, pasando por la enorme cantidad de deficiencias que por mucha propaganda que se haga, son causadas precisamente por esas administraciones.El hecho es que la verborrea antiimperialista que contenta a much@s como una suerte de bálsamo para seguir victimizándose como ciudadanos de esos estados, parece estar en vías de extinción o francamente agotado. No es que sostenga que jamás haya habido abusos y excesos de parte de las potencias incluyendo aquella del norte, pero endilgarle todos y cada uno de los problemas que internamente no se puedan morigerar o solucionar, suena cada vez más a cuento desgastado por su uso frecuente y lo, recientemente acontecido, demuestra que llegado el momento, no queda otra que tragarse los discursos y aplicar la estrategia de minimizar los daños, para intentar mantener el poder aún con ese costo. Entonces, a esa altura del partido no importan ya las ideologías ni las posturas de machito, sino los intereses, fundamentalmente económicos, con tal de mantener el poder o terminar la gestión bien no más.En el caso cubano estamos ante una evidente estrategia de sobrevivencia de su anquilosado régimen. Después de haber sobrevivido de la extinta URSS y luego haber usufructuado de la riqueza petrolera venezolana, ante el evidente descalabro de este último protector o mejor proveedor, al presidente heredero no le quedó otra que intentar –olvidando su cacareado discurso- mejorar su situación así sea probando con su acostumbrado vilipendiado. Y, en el otro lado del mar (ahí a la vueltita), luego del desastre en las últimas elecciones camarales y sin el peso de una próxima elección (ahí no existe re-re-reelección) la medida –aunque muy discutida en el bando republicano- parece orientarse hacia marcar un hito histórico en la política exterior del Uncle Sam y cumplir promesas electorales. Además, está claro que, continuando con los intereses, se procede con la intención de probar una vez más esa regla en sentido que la apertura económica deviene en apertura política. Dejemos, en este último caso como aconseja la prosa de Los Kjarkas, que pase el tiempo y ya veremos lo que nos trae.En nuestro país y en los apodados “estados albánicos”, la sorpresiva decisión ha dejado a todos los leales al régimen cubano en una situación incómoda. Incluso, se extrañaba allá en Cuba alguito siquiera del mismísimo Fidel Castro que así las cosas está “callaru no más” y, tampoco escuché u oí algo del presidente boliviano, peor de su canciller (debe estar consultando las arrugas de algún abuelo…). Está claro que discursear de soberanía y luego atar nuestros destinos hacia una u otra línea nos pone en esta incómoda situación cuando los otrora irreconciliables enemigos, deciden ponerse de acuerdo en algunos temas y entonces: “Cuando se agotan las mentiras, el silencio parece ser el último recurso antes que la admisión de la verdad…”.Correo del Sur – Sucre