La historia vuelve a repetirse: a mediados de los años 80, la apuesta reaganiana por el salto tecnológico que representaba la Iniciativa de Defensa Estratégica desnudó la obsolescencia del modelo soviético y fue un factor significativo para su derrumbe.Ahora, otro salto tecnológico (la revolución del shale gas) parece a punto de barrer una serie de regímenes autoritarios basados en el rentismo de los hidrocarburos convencionales.De hecho, la transformación ya ha obligado a la dictadura de los Castro a optar por la normalización con los Estados Unidos: comerciar con el “imperio” parece ser la única alternativa frente a la decadencia irreversible de la petro-chequera venezolana.En Bolivia, este cambio cualitativo en el mercado internacional de los hidrocarburos primero fue negado sistemáticamente por el presidente Evo Morales y por su ministro de economía, Luis Arce Catacora, y solo de manera tardía comienza a ser admitido a regañadientes.Enfrentar la coyuntura exigirá impulsar de manera urgente la diversificación de la economía nacional, para lo cual el régimen evista tendrá que revisar varias de sus políticas erróneas: por ejemplo, deberá dar seguridad jurídica y eliminar restricciones de exportación al agro cruceño, e incluir a Bolivia en el mercado de los certificados de carbono…[email protected]