La huida a Siria de tres chicas cuestiona a Scotland Yard

Pablo Guimón



Las tres adolescentes en unas imágenes tomadas en Gatwick este viernes. / Reuters



Las imágenes, tomadas por las cámaras de seguridad de un aeropuerto londinense, constituyen la prueba del fracaso. Kadiza Sultana, Shamima Begum y Amira Abase, tres estudiantes londinenses menores de edad, atraviesan el arco de seguridad de Gatwick para embarcarse en un vuelo de Turkish Airlines con destino a Estambul para, una vez allí, atravesar la frontera con Siria e ingresar en las filas del Estado Islámico. Todo parece haber fallado. Reino Unido se pregunta por qué nadie ha podido impedir que las tres amigas musulmanas, dos de 15 años y una de 16, hayan logrado abandonar su país para alistarse en el contingente femenino conocido como “novias de yihadistas” —integrado, según expertos antiterroristas, por medio millar de mujeres occidentales— de la bárbara organización que ha declarado la guerra a la sociedad en la que nacieron y se han criado.

Los padres de Shamina (de 15 años) no sospecharon nada cuando, a las ocho de la mañana del pasado martes, en periodo de vacaciones escolares, su hija les dijo que se iba al colegio a estudiar. Al fin y al cabo, la pequeña de sus dos hijas era una estudiante modélica en un colegio calificado como “excelente” por la autoridad escolar independiente británica. En realidad, lo que hizo Shamina fue reunirse con sus compañeras de escuela Kadiza y Amira para dirigirse juntas al aeródromo.

Dos días antes de su fuga, Shamina contactó por Twitter con Aqsa Mahmood, una mujer de Glasgow que abandonó el país en 2013 para casarse con un combatiente del grupo yihadista EI. “Sígueme para que pueda mandarte un mensaje directo”, le escribió la menor a Mahmood, cuyos perfiles en redes sociales están supuestamente vigilados por la policía.

El abogado de la familia de Mahmood declaró este domingo a la BBC que resultaba “increíble” que los agentes antiterroristas hubieran pasado por alto ese mensaje. “Una joven de 15 años contacta con una terrorista y no se emprende ninguna acción”, lamentó el abogado. “Las tres llegan al aeropuerto y ni a los agentes de fronteras ni a los antiterroristas les llama la atención que tres menores no acompañadas se dirijan a Turquía, la puerta de entrada a Siria”.

Para redondear el desastre, Scotland Yard reconoció el viernes que las tres menores habían sido interrogadas en diciembre, después de que otra compañera del mismo colegio Bethnal Green Academy, en el este de Londres, realizara el mismo viaje para unirse al EI. Las entrevistas, aclararon los agentes, formaron parte de una investigación rutinaria y no se decidió someter a las tres menores a ningún tipo de vigilancia. “Nada sugería en aquel momento que estas tres chicas estuvieran en peligro”, declaró un portavoz policial, “y su desaparición ha sido una enorme sorpresa, incluso para sus propias familias”. Las familias de las tres chicas han publicado mensajes solicitándoles que regresen a casa. En emotivas declaraciones a la cadena BBC, la hermana de Shamima, Renu, la urgió a «no hacer nada estúpido» y añadió: «Es nuestra niña». El padre de Amira aseguró: «No podemos parar de llorar. No vayáis a Siria».

Se calcula que entre 50 y 70 británicas se han unido al EI, que les impone severas restricciones (deben ir cubiertas de la cabeza a los pies, y sólo pueden salir en compañía de un varón), bajo los bombardeos aéreos de la coalición occidental y de las fuerzas del presidente sirio Bachar el Asad. Han trascendido relatos de algunas mujeres que dicen haber sido reducidas a objetos sexuales y reproductivos.

Los agentes investigan ahora si las tres menores han estado en contacto con la compañera de colegio que viajó a Alepo en diciembre, para que las ayude a atravesar la frontera siria. El viernes la policía tomó la decisión sin precedentes de publicar los nombres de las menores y las fotografías de su paso por el aeropuerto, con la esperanza de que las nevadas les hayan impedido atravesar a Siria hasta el momento, y de que alguien en la frontera pueda aún detenerlas.

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Fuente: elpais.com