Tinelli, el youtuber más temido por los políticos

Ayer, Marcelo Tinelli produjo la noticia política más importante del año, después de la denuncia y el trágico final del fiscal que había acusado a la Presidenta. Parece una exageración, pero con el correr del año electoral quedará demostrado, una vez más, que la definición «conductor televisivo» ya le queda chica, no lo representa. Tinelli va a jugar fuerte, incluso podría hacerlo sin tener su programa al aire. Ayer demostró cómo sacar jugo a los nuevos medios, sin desaprovechar los viejos.

Tinelli, además de ser un actor político de peso, es un innovador comunicacional en el sentido más justo del término: con lo de ayer logró una mejora de los procesos en «los servicios» que brinda, con mayor eficiencia, con menores recursos. Con su cuenta de Twitter (donde promocionó y dio a conocer la parodia a Capitanich) y una cuenta de Youtube (donde colgó el video donde él mismo actuó), logró la atención no ya de las redes sociales, sino que también acaparó horarios centrales de la televisión donde replicaron el sketch, y multiplicó por cientos de miles los espectadores a través de los portales de noticias que levantaron la noticia: «Tinelli parodió a Capitanich a través de Youtube»



Lo de Tinelli fue un tiro a tres bandas: logró tomarse revancha del desaire sufrido cuando Capitanich lo dejó fuera del negocio del Fútbol para todos, marcó la cancha de cuál va a ser su estilo en el año de las presidenciales y, por si fuera poco, montó un nuevo medio de comunicación a cero costo, demostrando que no necesita socios para instalarse en pocas horas en la mayoría de los hogares argentinos.

El Gobierno todo ayer comenzó a transpirar otra preocupación, además de las que ya tenía por razones por todos conocidas. En la Casa Rosada cayeron en la cuenta que a Tinelli no se lo puede contener ni aún poniéndole los socios.

Desde el año pasado, Ideas del sur, la productora que creó el bolivarense, quedó en manos de Cristóbal López, el empresario kirchnerista multipropósito. Pero quedó demostrado en el sketch de Capitanich que Tinelli, aún teniendo solo el 20% de acciones de su productora, puede lograr un impacto mayúsculo sin necesidad de recurrir a su socio. A título personal, como si fuera un youtuber, logró varias decenas de puntos de rating sin tener su clásico programa al aire. En una sola finta esquivó a su socio, gambeteó a los canales de aire, asustó a la clase política (que le teme en años electorales) y cobró cara la derrota que le impuso Capitanich cuando lo tentó a ser socio del Gobierno en el negocio del fútbol, para dejarlo colgado a las pocas semanas.

Por primera vez, Tinelli está en febrero en Buenos Aires -dejó su descanso en Punta del Este- y se metió a trabajar antes de tiempo. Hasta abril, Tinelli ni se mostraba. Claro que en este año se define quién es el próximo presidente. Y ya empezó a terciar en ese terreno, aun sin tener el programa al aire.

El mayor mérito del influyente Tinelli -hay que reconocerlo- sobrepasa su capacidad artística, su conexión con lo popular y su pragmatismo político. Es su infinita capacidad de adaptación y su espíritu innovador, pese al paso del tiempo. Debutó en la tele antes de que existiera internet, se mantuvo al tope del rating por veinticinco años, y ahora, pasados sus 50, llega a millones de personas«haciendo un videíto para youtube», con dos pesos con cincuenta. Como si fuera un youtuber, como si siempre estuviera empezando. Y eso lo saben los políticos. Por eso es temible.

tinelli

Fuente: www.clarin.com