El fin del indigenismo

chapeton patziSi algo dejaron en claro los recientes comicios departamentales y municipales fue el agotamiento del discurso y la pose indigenista, sobre todo como arma electoral. Los candidatos que apuestan por ese perfil ya no encandilan como antes y la ciudadanía prefiere darle su confianza a quienes representan identidades más abiertas a la realidad urbana intercultural de Bolivia.Lo reconoció el propio ex asesor presidencial Wálter Chávez, durante su dramático divorcio mediático de la cúpula evista, diciendo que “diez años después el indígena ya no es la reserva moral que se pensaba”.“El indígena ya ha tenido posibilidades de gestionar y ha sido altamente penalizado”, acotó Chávez en su catarsis, en alusión a múltiples casos de corrupción entre los que sobresale el multimillonario negociado con el Fondo Indígena.En este contexto de caída de los velos románticos y de opción pragmática de la ciudadanía por la gestión, es que se han proyectado liderazgos emergentes planteados desde otros ejes discursivo-culturales.Una Soledad Chapetón, por ejemplo, que lejos de ser una “líder aymara” como la tildaron poco informados medios españoles, se define desde su alteñidad mestizo-intercultural: “Así somos los que hemos nacido en El Alto, hablamos castellano mezclado con aymara, queremos la modernidad, pero (al mismo tiempo) estamos orgullosos de nuestra cultura”.Es también el marco en el que un reinventado Félix Patzi, ya superados sus orígenes ideológicos etnicistas, se hizo con la Gobernación paceña planteando “la unidad de los indígenas con los mestizos para hacer una sola Bolivia”[email protected]