George ChayaEl compromiso firmado con Teherán constituye un paso adelante para estabilizar el futuro del mapa de Oriente Medio y un éxito para la política exterior del presidente estadounidense, Barack Obama, quien ahora deberá enfrentar las críticas de los republicanos y de algunos demócratas en el Congreso controlado por la oposición.Irán y el Grupo 5+1, formado por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania, han alcanzado un acuerdo para continuar con las negociaciones nucleares hasta el 30 de junio, con lo que se prosigue con el calendario previsto. Ambas partes han logrado así “progresos suficientes” para proseguir con los contactos tras varias prórrogas para lograr un acuerdo político marco que debería haberse pactado antes del 31 de marzo. Ahora deberán conseguir un acuerdo definitivo sobre el polémico programa nuclear de la República Islámica antes del 30 de junio.Aquellos que en Occidente ven las conversaciones con Irán en materia nuclear como única salida al problema con Teherán a través de las concesiones, especialmente el presidente Barack Obama, a menudo alegan tres aspectos básicos en apoyo del apaciguamiento al régimen persa.El primer punto es que un acuerdo ayudará al sector “reformista” del régimen liderado por el ex presidente Akbar Rafsanjani, quien ya controla la presidencia a través de Hassan Rouhani, y ello ampliaría su poder para efectuar un verdadero programa de cambio dirigido a regresar Irán a la normalidad. Obama ve en Rafsanjani a un moderado -algo así como la versión persa de Deng Xiaoping- capaz de cerrar el capítulo de la revolución islámica y forjar relaciones amistosas y de negocios con EE.UU. En la Casa Blanca se habla muy bien de las recientes declaraciones de Rafsanjani prometiendo una conducción política colectiva que marque el final del “gobierno de un solo hombre (Guía Supremo)”.Se suponía que el primer paso en esa dirección se produciría dos semanas atrás cuando Rafsanjani trató de ser electo presidente de la Asamblea de Expertos -un cuerpo de 86 mulásque puede elegir y destituir al “Guía Supremo”-. Pero eso no sucedió y perdió la elección. De allí que la facción de Rafsanjani fue la que extendió el rumor de que Khamenei tenía una enfermedad terminal e incluso que podría haber fallecido días pasados dejando el futuro de Irán en manos de Rafsanjani.El control de la Asamblea de Expertos, podía ser el primer paso de una marcha victoriosa que permitiera a Rafsanjani ganar la Asamblea Consultiva Islámica o Majlis (Parlamento) de 290 miembros. Sin embargo, la Asamblea de Expertos eligió al ayatollah Mohamed Yazdi, uno de los enemigos más duros de Rafsanjani y un estrecho colaborador de Khamenei como nuevo presidente por 47 votos contra 24. Así, la esperanza de Rafsanjani de ganar y controlar el Parlamento el año próximo es poco probable o nula.La segunda lectura que hace Washington, paradójicamente, proviene de una fatwa emitida por Khamenei que no prohibía claramente el uso de armas nucleares. Así, mientras Obama espera que Rafsanjani desaloje a Khamenei, el mandatario estadounidense basa su estrategia política en una fatwa poco clara emitida por éste último. Sin embargo, parece ser que nadie en Occidente incluido el presidente Obama ha visto la fatwa en cuestión, es por tanto muy difícil evaluar su importancia política en términos reales y, suponiendo que la fatwa existiera, no es más que una opinión del propio régimen, pero que carece de autoridad legal fuera de Iran, eso deben pensar los asesores de Obama.El tercer argumento es que el proyecto nuclear es popular entre el pueblo iraní y que al aceptar un Irán nuclear, EE.UU. ganaría popularidad allí. Sin embargo, esta estrategia no tiene sustentación empírica alguna, no hay ninguna evidencia que respalde esa afirmación. Esto nunca se ha discutido adecuadamente en ningún foro internacional ni en el Majlis.Más importante aún, Obama parece pensar que el programa nuclear hará dependiente a Irán del mundo exterior para sus necesidades de energía como nunca antes. “La administración estadounidense especula con que la única manera en que Teherán pueda lograr capacidad de ensamble de una ojiva nuclear -en su ya desarrollada industria misilística- es posible con muchísimos años de cooperación con una o más de naciones industriales occidentales”. El punto negativo en esta visión de Washington es que está olvidando el apoyo brindado por Rusia al régimen persa durante los últimos años y nada hace pensar que Moscu desperdiciará un negocio millonario solo porque Obama se lo pida.El uranio enriquecido necesario para el funcionamiento de la única central de energía nuclear de Irán en su base de Bushehr cumple con los protocolos desarrollados por Rusia. Aunque el presidente Obama crea que el uranio que Irán enriquece no se puede utilizar en Bushehr. Esto último, considerando las palizas diplomáticas que Putin ha propinado a Washington por los últimos dos años alienta más dudas que certezas.Por ultimo. Otra idea del presidente estadounidense deriva de que los depósitos de uranio de Irán cercanos al desierto de Lut, pueden proporcionar combustible para dos o tres plantas de energía por no más de una década. Aquí, los EE.UU. están subestimando groseramente el expertise de los científicos iraníes.Sin embargo, lo que la diplomacia occidental no está considerando, es que incluso si Irán no fuera capaz de diseñar y construir sus propias plantas de energía nuclear, no necesariamente dependerá de importaciones para asegurar su combustible más allá de los primeros 10 años. La vida media de una central nuclear es de 40 años. Por tanto, Irán tiene hoy suficiente mineral para hacer una docena de bombas, aunque es cierto que no dispone del suficiente para proporcionar combustible a más de tres centrales nucleares de tamaño mediano. Pero sí para una.Claramente la esperanza de Obama al hacer un acuerdo de este tipo es permitir a la facción “moderada” de Rafsanjani ganar la lucha por el poder en Teherán e iniciar un cambio de comportamiento por parte del régimen. Y para evaluar resultados habrá que esperar hasta finales de junio para ver claramente cuál sea el comportamiento de las partes.Sin embargo, el presidente Obama debería considerar lo que Aristóteles nos legó hace XXV siglos cuando sostuvo que “el carácter del hombre es su acción”. Dicho de otro modo “eres lo que haces”. En otras palabras, el inquilino de la Casa Blanca debería leer también al gran poeta persa Shiraz Sa’adi, quien hace casi VIII siglos escribió: “Un escorpión pica no porque se esmere en ser malo; lo hace de acuerdo con su propia naturaleza”. Del mismo modo, en política, siempre es la naturaleza de un régimen la que dicta su comportamiento.Infobae