De cara a la segunda vuelta en las elecciones departamentales de Beni y Tarija, a realizarse el próximo domingo, el régimen centralista-autoritario de Evo Morales ha activado su artillería de presiones, volviendo a señalar a través de voceros que las regiones que opten por candidatos opositores no tendrán obras financiadas por el gobierno nacional.En ese marco de amenazas lindantes con el cohecho electoral, el polémico ministro de la presidencia Juan Ramón Quintana les ha dicho a los benianos que “la dignidad no se come”, evidenciando su pobre visión de la cultura democrática ciudadana y su enfoque estrechamente prebendalista.Junto a las amenazas vienen las falsas promesas, similares a las que vimos proliferar en las pasadas elecciones generales y en las subnacionales del 29 de marzo. Promesas que suelen desvanecerse en el aire al otro día de los comicios.El intenso cronograma proselitista cumplido por el presidente y vicepresidente en los departamentos citados, abusando de gastos estatales, pone en evidencia tanto la preocupación del oficialismo por una probable derrota en tierras benianas y tarijeñas como la debilidad de los postulantes regionales del masismo, que necesitan de los “supra-candidatos” nacionales para sostener sus campañas…[email protected]