Emilio Martínez Cardona*
Dos libros amalgamados en un solo volumen, pero no simplemente yuxtapuestos, sino copartícipes de una sensibilidad común.Hablamos de La voz esencial y Coplas de arena, escritos por el boliviano Aníbal Crespo Ross y el español Sebastián Mondéjar, y publicados recientemente por la editorial 3600.En el primero, la poética de Crespo Ross transmuta el paisaje del Chaco en geografía interior o espejo del alma. Los trazos impresionistas en la descripción del entorno natural dan cuenta al mismo tiempo de los procesos, angustias y anhelos del poeta.Así se dice que “El ocaso/es el alma en suspenso/es el monte sombrío”, mientras caminamos por quebradas que discurren de la nada a la nada, o intentamos cruzar un puente sin nombre en el fin del mundo, en un infinito kafkiano: “y yo desde siempre/he querido/cruzar el puente/irme de estos parajes;/cruzar el puente/sin mirar atrás/a las dos de la tarde”.El flujo del tiempo interno también refleja los ritmos y ciclos de la naturaleza: “La noche de enero/tiene/sombra de tigre/y frío de reptil”; en cambio “noviembre llega en cabalgadura,/y trae/fiebre de espejos verdes/por la brillante llanura”.Por su parte y con la misma sencilla complejidad del haiku, Mondéjar canta sus coplas de aires populares, a veces traviesas y en otras visionarias: “Estoy solico en la playa,/sin guitarra, sin tabaco/sin bañador, sin toalla”; o “Amor, cierra los ojos./Somos oscuridad./Sólo en ella nos vemos./La luz es soledad”. Con evidente oficio, el poema captura la fugacidad de momentos e ideas esenciales: “Cuando me fumo un cigarro/siento que la vida es humo,/fuego que se está apagando”; o “La sombra de la persiana/dibujándose en tu rostro/es la cárcel de tu alma”. No habían sido tan distintos, el Mediterráneo y el Chaco…*Escritor