Cientos de millones de dólares “extraviados” del Fondo Indígena. Obras fantasmas en el programa “Evo Cumple”. Avales sindicales para asumir cargos públicos. Conexiones familiares con el vicepresidente en importantes concesiones estatales. Contrabando masivo tolerado desde el gabinete ministerial. Autoridades vinculadas al narcotráfico y la extorsión, que acaban con un overol naranja en alguna prisión del “imperio”.Pareciera que una banda de malhechores hubiese capturado el Estado nacional, tal como lo retrató el economista y pensador libertario Murray Rothbard, quien opinaba que todo Estado es producto de la coerción de un grupo invasor o usurpador, que impone su violenta voluntad sobre el resto de la población para beneficio propio.Es el Estado-Banda, donde una camarilla dedicada a la construcción de un poder absoluto utiliza la excusa igualitaria o justiciera social para concentrar capacidades en el aparato gubernamental, más allá de sus funciones esenciales.Rothbard soñaba legítimamente con una gradual extinción del Estado, tras una evolución de la autorregulación de la sociedad civil. Pero por lo pronto, lo urgente es ponerle límites al gobierno para que las bandas de turno (siempre peores con el populismo) no puedan hacer tanto daño…[email protected]