Existe un doble vínculo entre la perpetuación en el poder y la tendencia a servirse ilícitamente del mismo.Por una parte, quien se corrompe y acumula latrocinios necesita preservar el gobierno para darse impunidad, postergando las investigaciones que vendrían con un cambio de administración.Por otro lado, la reproducción en el poder crea una suerte de embriaguez, una falta de límites y de escrúpulos que hace proliferar los abusos e irregularidades.Como en la paradoja del huevo y la gallina, no se sabe qué viene primero, si la perpetuación o la corrupción, pero algo está claro: ambos fenómenos van de la mano.Así pasa también con el reeleccionismo indefinido o vitalicio en los regímenes de la ALBA. Es el caso de Evo Morales, en cuyo gobierno se multiplican desvíos multimillonarios como el del Fondo Indígena y que parece necesitar preservarse bajo la cálida protección estatal.Eso sí: quienes cuestionen esta torcida realidad serán descalificados como “lacayos del imperio”… [email protected]