Pero estos 2 milisegundos no son el quid de la cuestión, ya que, aunque es cierto que la Tierra se ralentiza, en realidad cada día concreto tiene una duración impredecible. Esto se debe a que la duración de la rotación completa de la Tierra se ve influida por muchos factores, sobre todo por las variaciones climáticas estacionales y diarias. Por ejemplo, las variaciones atmosféricas a causa de El Niño pueden desacelerar la rotación de la Tierra, aumentando la duración del día en hasta un 1 milisegundo.
Contribuyen también la dinámica de núcleo interno de la Tierra, variaciones en los océanos, las aguas subterráneas y almacenamiento de hielo, más las mareas oceánicas y atmosféricas.
Los científicos monitorean el tiempo de la rotación de la Tierra con la técnica llamada interferometría de base ancha (VLBI), consistente en la observación de objetos celestes con radiotelescopios ubicados en distintas partes de la Tierra (el centro Goddard de la NASA incluido), que trabajan como si fueran un único radiointerferómetro gracias a un sistema de grabación que permite procesar los datos de todas las antenas participantes de forma conjunta.
En las mediciones de VLBI se basa el estándar de tiempo llamado UT1. El UT1 no es tan uniforme como el reloj de cesio, con lo cual el UT1 y el UTC tienden a distanciarse. Los segundos intercalares sirven para que la diferencia entre los dos estándares de tiempo no sea superior a 0,9 segundos. En general, este segundo extra se añade el 30 de junio o el 31 de diciembre. Desde el año 2000, es la cuarta vez que sucede.
Fuente: ActualidadRT