Es el personaje más querido del momento. No gasifica a nadie sino que recibe los gases lacrimógenos. Y los chorros de agua.No roba. Es incorruptible. Es leal a prueba de fuego. No incumple sus promesas.Es el perro Petardo, héroe de las movilizaciones potosinas. Y en las encuestas está a punto de sacarle medio cuerpo o más de popularidad al “presidente” Evo.No hace un año que uno de sus congéneres, Duke, fue elegido alcalde en el pueblo de Cormorant en Estados Unidos. Así que se puede.Bromas aparte, la simpatía por Petardo puede leerse como un síntoma de agotamiento de la credibilidad de un sistema populista-clientelar, presto en ofertas demagógicas y magro a la hora de los resultados.Mientras el caudillo cocalero baila y festeja, al tiempo que un departamento entero llora su postergación, no es de extrañarse que el culto a la personalidad presidencial sucumba ante la espontánea empatía con la nobleza canina.No hay otra: Petardo presidente…[email protected]