Autonomías, ¿para qué?

LCHRLuis Christian Rivas SalazarEntre enero y febrero del 2014, escribí dos artículos denominados: “Vargas Llosa en Santa Cruz” y “Estatismo y autonomía”, donde hacia una comparación entre algunos rasgos del proceso autonómico español y el proceso autonómico en Bolivia. En ambos casos, detrás del anhelo de descentralización administrativa también existe un tufillo nacionalista de algunos de sus componentes, concretamente afanes separatistas. Mario Vargas Llosa lo explica de la siguiente manera: “Yo pienso que el nacionalismo es uno de los peores enemigos de la libertad y creo que la defensa del autonomismo, en algunos casos, puede llegar a ser la máscara del nacionalismo”.Después de años de lenta implementación del proceso autonómico, mantengo las siguientes tesis: 1. Sostengo, que la propia Constitución impide la aplicación eficaz de autonomías por su esencia misma, la esencia del Estado boliviano es el estatismo, ideología totalizadora que no permite una descentralización  y fragmentación del poder eficiente, basta leer los principios y valores contenidos en los primeros artículos para tomar en cuenta el carácter de este Estado, que no se trata de un Estado que otorgue concesiones o delegue facultades sino todo lo contrario, se ocupa de controlar, vigilar y supervisar todo, especialmente el ámbito económico. Entonces el problema no es el centralismo per se, sino el estatismo burocrático y económico.Según la interpretación del gobierno, los bolivianos quieren más intervención estatal y centralismo, quieren más poder del Estado, esta interpretación está conforme con el espíritu de la Constitución, sus leyes y con toda la esencia del Estado unitario socialista comunitario, hay coherencia en el discurso político y la letra de la Constitución. Lo que no es coherente, es la postura de los políticos opositores y los defensores académicos ingenuos que pretenden implementar autonomías en un sistema socialista centralista.También he sostenido y sostengo como tesis: 2. Que las autonomías, lejos de brindarnos descentralización administrativa como se esperaba hasta ahora, solo han aumentado el aparato burocrático del Estado, haciendo más onerosos algunos trámites administrativos, con la consecuente ampliación desmedida de autoridades o funcionarios públicos. No solo eso, sino la creación de nuevos valores, tasas, impuestos y leyes que permiten que tanto las alcaldías como las gobernaciones puedan obrar coaccionando directamente al ciudadano.El escritor español Arturo Pérez Reverte en su nota: “A ver si lo he entendido, presidente”  ha llamado la atención como en España gracias al régimen autonomista han aumentado los impuestos y como ha crecido el aparato burocrático, comparando con otro país: “Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin contar asesores, cómplices y colegas…” y se pregunta: “¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos?”El ciudadano estafado pensó que con un nuevo Estado y sus autonomías no tendría que soportar los abusos de los gobernantes, pero ahora se da cuenta que los políticos prefieren derrochar en publicidad, obras inexistentes, sueldos elevados antes que en salud, así el estatismo y sus autonomías son sumamente costosas e ineficaces, y se pregunta: ¿Autonomías, para qué?Es hora de entender la esencia del estatismo, entender que los bolivianos antes de querer autonomías, queremos un Estado mínimo o inexistente, que no coaccione nuestras libertades políticas o económicas desde ninguna institución pública, órgano nacional, departamental, municipal o comunitario. Tenemos que desmontar ese aparato y reducirlo a la mínima expresión o simplemente anularlo por el bien de nuestros bolsillos.