Juan de Dios Villarroel*Desde la oleada de latinos rumbo a España o Estados Unidos pasando por Donald Trump o la devastadora foto de un niño a orillas del mar, el tema de los inmigrantes ha estado en conversación desde ya hace mucho tiempo.Primero que nada, hay que entender que esta migración se debe a la falta de oportunidades de trabajo o remuneraciones insuficientes para costear las acciones cotidianas de cada uno en su país de origen. Esto va más allá de mirar a una empresa o el anterior empleo, va directamente a los gobiernos de turno, autores de políticas abusivas que imponen bonos, aumentos de sueldos o trabas al emprendimiento personal. Todas estas imposiciones ignoran la prudencia o cálculos personales que buscan la estabilización y el crecimiento de las inversiones que logran mejores sueldos, calidad de vida y sin dudas más empleos para todos. Cada una de estas políticas «sociales» generan retraso y más riesgo, generando desinterés a nuevas inversiones ya sean locales o internacionales.La cultura es la segunda causa, la migración se dirige a lugares que más respetan las libertades de pensamiento y creencias. Santa Cruz, Santiago, Estados Unidos, Alemania son ejemplos actuales. España, cayó en el primer punto.Finalmente, la inmigración puede ser resuelta desde nuestros propios suelos. Nuestro voto y nuestra opinión diaria son los reguladores instantáneos al gobierno de turno, nuestras opiniones inciden en instituciones y estado, logrando un balance del poder. No está en realidad pedirle cosas al estado, está en finalmente quitarle esa decisión final sobre nuestros proyectos de vida, dividiendo aún más el poder y empoderándonos nosotros bajo nuestros valores. Esa es la verdadera democracia, el individuo con su libertad de decidir.*Secretario Ejecutivo Casa de la Juventud