A contrapelo del discurso oficial que habla de “nacionalización”, la realidad durante el evismo es la de una creciente penetración de capitales venezolanos políticamente vinculados al régimen chavista.Este grupo económico ha ido concentrando importantes parcelas de poder en el campo mediático, financiero, agroindustrial y ahora ferroviario, constituyendo un auténtico nodo estratégico al interior de Bolivia.Para calibrar las implicaciones de este fenómeno, debe tenerse en cuenta que el venezolano es un “capitalismo de amigos” o “de camarilla”, un modelo dirigista-mercantilista muy distinto del liberal, donde el factor decisivo para la asignación de recursos no es la competititvidad en la provisión de bienes y servicios, sino la cercanía con la alta burocracia de gobierno.También es el modelo donde un seudo-empresariado, denominado “burguesía bolivariana” o “boliburguesía”, ha prosperado en medio del lavado de narco-dólares y con la manipulación corrupta del tipo de cambio múltiple.Esto último debería llevar a preguntarnos qué tipo de inversiones son las que está recibiendo Bolivia de parte de estos capitales chavistas, y si en definitiva no estamos ante un eslabón más en la cadena que lleva fondos de la economía negra a la formal…[email protected]