El SÍ de Charagua, el NO de Totora Marka

ERIKAErika Brockmann QuirogaEl 20 de septiembre, el municipio de Charagua le dijo SÍ al Estatuto que hará realidad su conversión en Entidad Autónoma Indígena Originaria Campesina (Eaioc) siendo el primer referente de la condición plurinacional del Estado boliviano. Ese mismo día, 69 por ciento de los electores del municipio de Totora Marka, Oruro, procedió al rechazo de los Estatutos que posibilitarían adoptar una forma de gobierno propio en base a sus nueve ayllus y 32 comunidades.  La falta de socialización del estatuto en una comunidad tan pequeña no explica el rechazo.El apretado resultado de Charagua y el significativo cambio de opinión de la población de Totora Marka, que el 2009 apoyó mayoritariamente su conversión, motivan este preliminar  intento de análisis y explicación.Recordemos que el 2009 fueron 11 los municipios (de 339) que decidieron convertirse en Eaioc. En medio de la inicial exaltación indígena pocos analizaron el porqué de este reducido número,  ni se difundió la reflexión sobre el  mayoritario rechazo a constituirse en Eaioc en el caso del emblemático y exitoso municipio indígena de Curahuara de Carangas.Si bien la cuestión indígena fue y es un  dato importante para entender nuestra sociedad ¿por qué su mínima y anecdótica densidad en la construcción de un Estado Plurinacional con Autonomías? Pese a la retórica anticolonial, la Democracia Intercultural tiene como centralidad a las expresiones  representativa y directa de la democracia liberal y civilizatoriamente occidental.  Para unos, el carácter accesorio de lo indígena es resultado de la traición del MAS a la agenda indígena comunitarista; para otros, el  giro programático del MAS instrumentaliza y limita lo indígena a fin de seducir pragmáticamente al electorado mayoritariamente urbano.Considero equivocado reducir la explicación al pragmatismo y a la lógica de poder andino céntrica y sindical del MAS. La “dilución” de lo indígena es resultado inevitable de una realidad que decanta y redimensiona su alcance y proyección histórica. Debilitado el idealismo y romance pro indígena, el bloque IOC desnudó sus fracturas internas. Se demostró que las elites indígenas presentes en el andamiaje institucional del poder político no están blindadas ni a la corrupción ni a la influencia buena y mala de los códigos culturales, económicos y sociales del mundo moderno y globalizado. Por otra parte, los ayllus y los pueblos indígenas de tierras bajas no necesariamente sintonizan con la lógica de poder del sindicato corporativista de “bartolinas”, campesinos e interculturales cocaleros dominante en el MAS. La realidad se encargó de visibilizar tensiones o “acuerdos” entre ellos, de estos con aquellos insertos en la estructura productiva comercial (formal, informal e ilegal)  no campesina.Lo cierto es que, más allá de la aprobación o no de estatutos, Charagua, tiene el desafío de construir bases de convivencia intercultural con la población no guaraní expresada en el 44 por ciento de votos contrarios. Por otro lado, en Totora Marka el No al estatuto no descarta la necesidad de renovar pactos y consensos con la población de los ayllus mayoritarios en el marco de la democracia municipal.La Plurinacionalidad centrada en el reconocimiento de las Eaioc, pareciera enfrentar tensiones que ponen en duda su viabilidad en los términos original y discursivamente planteados. La mirada dicotómica de lo colonial como negación de lo originario, de lo rural y urbano, de la democracia liberal irreconciliable con la deliberación comunitaria nos entrampo en falsos dilemas. El mestizaje no sólo alcanza a lo biológico, sino que se amalgama en el ámbito social y cultural. Con mayor o menor éxito, la interculturalidad posibilita la fusión en el mundo culinario, musical y curiosamente se expresa en la dimensión política de nuestra sociedad.Los Tiempos – Cochabamba