Hillary Clinton vs. Hillary Clinton, detrás de una barra de bar

El País

Hillary Clinton junto a su imitadora en ‘SNL’. / NBC

El veterano programa de sketches Saturday Night Live se enfrenta a una de sus temporadas más complicadas. Tras saborear las mieles de su 40 aniversario, pero con un reparto todavía en pruebas, este año tendrá que demostrar que todavía le queda algo de esa influencia política que lanzó a la Sarah Palin de Tina Fey al estrellato en 2008. Quizás por ello, SNL ha puesto en su estreno de este sábado toda la carne en el asador para convencer al más diverso público. Los jóvenes tenían a la presentadora, la siempre polémica Miley Cyrus, mientras que los veteranos se apoyaban en la expectativa sobre la campaña de 2016, capitaneada por dos nombres propios: Trump y Clinton.



Cyrus, ya toda una veterana en estas lides y con dos programas a sus espaldas (además de una actuación en el 40 aniversario), no dio tanto que hablar como otras veces. Sus grandes momentos se limitaron a sus sentidas lágrimas en la actuación de Twinkle Song, un monólogo en el que recuperó a los éxitos informativos del verano (de la falsa afroamericana Rachel Dolezal al Papa) y un sketch en el que el reparto femenino fingía orgasmos cual Meg Ryan en Cuando Harry conoció a Sally. No faltaron, eso sí, las puyas a sus rivales del pop, con un fragmento grabado sobre un mundo postapocalíptico a lo The Walking Dead que vive a la sombra del gigantesco grupo de amigas de Taylor Swift, ya conocidas como The Squad.

Pero Cyrus, relegada a muchos papeles secundarios, no fue la invitada que más brilló durante la noche. Ese honor se lo llevó la candidata demócrata a la Casa Blanca Hillary Clinton, que incluso canceló un discurso durante un acto sobre los derechos humanos de los homosexuales (le sustituyó casualmente el vicepresidente Joe Biden) para tratar de mostrar su lado más amable y humano en el gran referente de la comedia estadounidense.

De repente, la ex primera dama estadounidense se puso tras la barra de un bar para consolar a su alter-ego, con el rostro de Kate McKinnon, una Clinton desesperada por el primer puesto en las primarias. “He tenido unos 22 años muy malos”. La humorista, seguidora convencida de Clinton y nominada al Emmy por su interpretación, ha dibujado a la candidata como una mujer sedienta de poder y gloria. La Clinton camarera hasta se atrevió a imitar a su rival, Donald Trump, y a puntualizar algunos de sus errores en su carrera: «Podías haber apoyado antes el matrimonio gay».

No faltó tampoco su marido, Bill Clinton (interpretado por el veterano Darrell Hammond, antiguo imitador de Trump), asomándose en el bar: “Dios, se están multiplicando”. Hillary estaba tan volcada con el programa –al que ya se asomó en 2008 para contrarrestar la aparición estrella de Obama– que se quedó cinco minutos más para anunciar la segunda actuación de Cyrus.

La tercera pata de la noche, el doble Donald Trump, fue mucho más decepcionante. A la espera de que haga su aparición estelar el candidato republicano real, la nueva imitación de Taran Killam con la que arrancó el programa, no pasó de una correcta entonación y aspecto. Todas las bromas parecían ya vistas y dichas durante sus múltiples salidas de tono del verano. Hasta el humor se está cansando del magnate.

Fuente: elpais.com