José Levy. El hombre detrás de la noticia

Levy ha relatado los sucesos más notables de este siglo. dejó la ciencia por el periodismo. ¿Quién es el hombre detrás de las noticias?

en pleno  trabajo
En pleno trabajo
entrevistando a Rafael Correa
Entrevistando a Rafael Correa
sigue cubriendo los sucesos más importantes de oriente medio
Sigue cubriendo los sucesos más importantes de Oriente Medio
Trabajador  incansable  Hay coberturas periodísticas que apenas le permiten  descansar
Trabajador incansable Hay coberturas periodísticas que apenas le permiten descansar
Siguiendo los pasos del papa Francisco Levy en la  terraza del Hotel Cortez  y de  fondo El Cristo. Fue su primera visita  a Bolivia y se compró un abrigo de Beatriz Canedo Patiño para combatir el frío de esos días
Siguiendo los pasos del papa FranciscoLevy en la terraza del Hotel Cortez y de fondo El Cristo. Fue su primera visita a Bolivia y se compró un abrigo de Beatriz Canedo Patiño para combatir el frío de esos días
Admiración mutua  Con el papa Francisco, en su encuentro en el avión que lo trajo a Sudamérica.
Admiración mutua Con el papa Francisco, en su encuentro en el avión que lo trajo a Sudamérica.

A sus 57 años, 26 de los cuales ha sido el relator de los sucesos informativos más importantes de la cadena de televisión CNN en Español, José Levy todavía se sigue sorprendiendo de la popularidad que tiene cada vez que visita América Latina. Mientras que en Jerusalén, ciudad que es su base y desde donde ha cubierto los sucesos de la región desde 1989, puede salir a tomar un café o pasearse entre la gente como uno más del montón, en Latinoamérica es casi una celebridad a la que saludan por la calle, le demuestran su admiración y le piden sacarse fotos con él. Eso fue lo que ocurrió en julio, cuando le tocó realizar la cobertura periodística de la visita del papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay.



Fue precisamente en su breve paso por Santa Cruz de la Sierra que gentilmente accedió a conversar con nosotros. En medio de su atareada agenda y a pocos minutos de entrevistar al presidente Evo Morales, el reportero de la CNN habló de sus inicios, motivaciones y otros detalles de un oficio que lo apasiona y por el que dejó una prometedora carrera dentro de las ciencias. Es que este espigado español, nacido en Melilla, antes de ser un conocido cronista de la historia de este siglo estudió Biología y Medicina en la Universidad Central de Barcelona y tiene un doctorado en Filosofía de la Universidad de Jerusalén.

Levy es un testigo directo y privilegiado de sucesos como la caída del Muro de Berlín, del conflicto palestino- israelí, los atentados terroristas en Europa, la sucesión de los tres últimos papas y muchas otras noticias de gran importancia, pero además es de los pocos que ha entrevistado a líderes políticos como Fidel Castro, Yasser Arafat, Isaac Rabin y de los pocos que se pueden jactar de que el sumo pontífice demuestre admiración por su trabajo periodístico y que se lo haya hecho conocer.
Pese a todo ello, el periodista es una persona que no se jacta de sus logros e incluso se muestra un tanto tímido a la hora de hablar de sí mismo. Indudablemente prefiere estar del otro lado de la noticia antes que ser el protagonista.

_¿De cómo un biólogo que ha logrado reconocimientos importantes dentro de su profesión lo dejó todo para dedicarse al periodismo?
Bueno, la verdad es que las noticias siempre me apasionaron, pero no pensaba que fuera la carrera de mi vida o a lo que quería dedicar mi futuro. Lo que sí me atraía muchísimo era ayudar a encontrar una solución a esa lacra que es el cáncer y que pese a que se ha avanzado mucho, todavía sigue amenazando a los seres humanos. Eso me motivó a estudiar Biología en Barcelona, pero luego surgió un problema para mí, que era el de encontrar un lugar para desarrollarme como científico.

Era la época posfranquista y mis padres no tenían el dinero para enviarme a un centro de investigación en Estados Unidos, Inglaterra o Francia. Pero por el hecho de ser judío me dijeron que por qué no intentaba hacerlo en Israel. Así que lo intenté y me dieron una beca, y eso me llevó a ese país.
Allí terminé el máster y cuando estaba en medio del doctorado se me ocurrió, para ganar un dinero extra y poder llevar a mi mujer a tomar un café (risas), escribir en algunas publicaciones en español. Entonces, lo que hice fue enviar cartas a varias publicaciones españolas y una de ellas respondió afirmativamente. Luego fue un camino muy rápido, porque pasé de un medio de comunicación a otro hasta que llegué a la CNN.

_¿Cómo fue la reacción de su familia cuando decidió cambiar de profesión?
Recuerdo todavía cuando le conté a mi padre que había pensado en escribir para algunas publicaciones en España y me dijo: “¿Tú, periodista?…” con incredulidad (risas)
Es que él siempre me había visto con la bata blanca y metido en un laboratorio.

En un principio no pensaban que eso fuera a cuajar, pero luego fueron viendo que podía hacerlo y yo también fui adaptándome, aunque no tenía los conocimientos académicos, pero fui aprendiendo sobre el terreno desde el comienzo y de esa forma fui afianzando mis conocimientos en el mundo de las noticias, lo que me ha permitido cubrir eventos de la historia reciente, no solo la caída del muro, sino también el fin de la Unión Soviética, distintos eventos centrales del Vaticano, como el fallecimiento de Juan Pablo II hasta la elección de Benedicto y posteriormente la de Francisco. En fin, constantemente hago el camino entre Jerusalén y Roma, pero también muchas coberturas distintas.

_Lleva más de 20 años como periodista de CNN ¿Cómo nació su relación con la cadena de noticias?
Soy corresponsal de CNN desde hace 26 años. Cuando la CNN todavía no tenía el tamaño que tiene hoy. Recuerdo que me tocó hacer la cobertura periodística de la caída del Muro de Berlín en 1989. Yo llegué a la puerta de Brandemburgo, donde todavía estaba el muro, y vi los camiones enormes de los canales estadounidenses, sobre todo de la CBS y NBC, y empecé a preguntar dónde estaba el camión de la CNN: “¿Camión? No, es aquí”, me dijeron y me señalaron una carpa chiquitita que estaba en el suelo (risas).

En aquella época el informar todo el tiempo a todo el mundo era un concepto que no se creía que fuera a tener éxito. Hoy en día se sabe que esa es la fórmula que a la gente le gusta: saber no solo de lo que acaba de ocurrir, sino también de lo que está ocurriendo. Durante la Guerra del Golfo, que yo también pude cubrir desde el Oriente Medio, se vio que ese concepto de seguir la guerra desde los salones de los hogares era un concepto muy atractivo. Ese fue el gran despegue de CNN que yo pude vivir desde adentro y que realmente cambió la forma de hacer noticias.

_Ha conocido a tres papas distintos ¿Qué opina de Francisco?
Te voy a contar una anécdota. Cuando falleció Juan Pablo II, uno de los que seguía nuestra transmisión era el cardenal Jorge Mario Bergoglio. Él tuvo la deferencia de decirle a su portavoz, cuando ya se estaban preparando para el sepelio, que era unos días después, que me buscara en la sala de prensa y me agradeciera por la cobertura que yo había hecho de un suceso que para él era central en su vida. El mensaje era: “Dile dos cosas: por un lado, que me emocionó su forma de transmitir este momento tan triste e importante y, por otro lado, que me emocionó saber que era judío y siendo él judío pudo transmitir tal tipo de sentimientos”. Esta anécdota para mí habla de la calidad humana del papa Francisco.

_¿Ha tenido la oportunidad de conversar con él?
En varias ocasiones. La primera fue en la plaza de San Pedro, cuando realizaba una de las coberturas en el Vaticano. De pronto él me vio y me dice: “¡José Levy!”. Era curioso ver su cara de sorpresa al encontrarme allí (risas). Luego, en el avión papal que nos ha traído aquí desde Roma a Ecuador y Bolivia conversamos algunos minutos, que eso ya es mucho para él, que normalmente suele agradecer a los periodistas y cruzar pocas palabras.

_¿De qué conversaron?
En esa conversación le pedí que me bendijera 30 rosarios que había traído de Jerusalén y que son de madera de olivo de tierra santa. Le dije que era un regalo a todos los que forman el equipo de CNN en español que cubrió su visita a Sudamérica. Me los bendijo, pero el problema es que después todos los de CNN los querían (risas)

_¿Es usted una persona espiritual?
Yo soy un gran seguidor del acercamiento a través de la religión. Pienso que una de las grandes asignaturas pendientes que tiene el mundo la vemos ahora en los conflictos del Oriente Medio. En la historia tenemos momentos que han servido para dividir, para crear odios para llevar al derramamiento de sangre y pienso que eso es una aberración, porque la religión es amarás a tu prójimo. Entonces, siempre intento destacar ese denominador común que tenemos los seres humanos. Entonces por qué destacar aquello que nos divide, que nos lleva a separaciones.

Si no nos unimos, puede ser terrible. Tenemos amenazas como el Estado Islámico y las salvajadas que pueden llegar a hacer y que son cada vez más crueles con el interés de provocar pavor a su alrededor.
Y efectivamente logran avanzar, logran imponerse en poblaciones enteras con decapitaciones, niños a los que pillan comiendo en el Ramadán y los ejecutan o a mujeres que las convierten en esclavas. Llegamos a unos niveles de inmoralidad que es impensable y de personas que afirman ser religiosas. Eso lo hace aún más escalofriante.
Creo que uno de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos es
¿cómo hacer para que las religiones nos sirvan para que los seres humanos seamos mejores y no peores?

_¿Es judío practicante?
Soy judío tradicionalista. Me gustan ciertas cosas tradicionalistas, como por ejemplo no como cerdo (risas)

_¿Cómo lidia entre el tiempo que le dedica a su familia y la urgencia de dejarlo todo para realizar una cobertura periodística?
Bueno, el principal inconveniente de esta profesión es no ser el dueño de tu tiempo.
Eso es algo que no es fácil de asimilar porque a veces te encuentras, vamos, en situaciones familiares superbonitas, superbién y de pronto suena el teléfono y te dicen: “Ha ocurrido esto… Tienes que desplazarte”. Eso es algo que a mí a veces me cuesta asimilar. También se lo digo a quienes estudian periodismo: “No vais a ser dueños de vuestro tiempo”. Ese es el gran inconveniente. Tiene muchísimas ventajas ser periodista. Da satisfacciones enormes, como el poder estar donde ocurre la noticia, el poder vivirla… Eso es muy bonito.

A la vez, si no vas a esos lugares a cubrir la noticia te sientes peor (risas). Me ha ocurrido que estando de vacaciones hay un ‘breaking news’ y te imbuyes tanto en la noticia que deseas estar allí. Es decir, te amargas las vacaciones de una manera o de otra (risas). Si estás interrumpiendo tu descanso y si no vas te sientes frustrado por no estar cubriendo algo tan central.

_¿Qué opina su esposa e hijos cuando ocurre esta situación?
Ellos ya tienen asimilado de que es la noticia la que impone nuestro ritmo. Por ejemplo: una vez mi mujer, Rebeca, decidió hacerme un cumpleaños sorpresa. De pronto el presidente de Siria, Hafez al-Asad, padre del actual, falleció. Me llamaron y me dijeron: “Tienes que irte para Damasco”. Mi mujer y mis hijos se pusieron blancos, porque me habían preparado una fiesta sorpresa. En fin, el que dio la sorpresa a los invitados finalmente fui yo (risas)

_¿Ninguno de sus hijos le siguió los pasos en el periodismo?
Creo que las dificultades que ellos han visto y ven de que uno no es dueño de su tiempo también les ha frustrado en muchos aspectos y quizás eso ha sido fundamental para llevarlos a seguir otros rumbos. La mayor, Camila, es abogada; el segundo, Abraham, es economista y la menor, Clara, es diseñadora de modas.

Ha relatado gran parte de la historia de este siglo. ¿Todavía le siguen sorprendiendo las cosas que ocurren o ya no le sorprende nada?
Me da mucho miedo lo que ocurre en el mundo. Yo, desgraciadamente, no soy optimista. Ahora mismo estamos hablando del terrorismo convencional, pero ¿qué va a ocurrir en el futuro cercano cuando haya el terrorismo no convencional? Me refiero al terrorismo con armas biológicas, químicas o nucleares. Pienso que es un peligro urgente que el mundo debe abordar y tomar medidas importantes.

_¿Ha tenido la oportunidad de conversar con los principales líderes políticos y religiosos del mundo ¿Cuál fue el más difícil de entrevistar?
No sé si el más difícil, pero con el líder del movimiento Hamás, el jeque Ahmed Yasín, fundador de Hamás ocurrió algo singular. Llegué a Gasa para entrevistarlo y me dijeron que no podía, que lo sentían, pero que estaba con 39 grados de fiebre. Este es el escenario en el que tú dices no hay forma de negociar una nueva hora, pero luego el guardaespaldas se me acercó y me dijo “le importaría hacer la entrevista con él en la cama?”
Le dije que no tenía problemas. La verdad es que fue una entrevista un tanto surrealista. Él estaba realmente enfermo, pero me dijo toda su ideología sin vacilar y de una forma.
Pero quizás la más importante para mí fue cuando pude entrevistar a Fidel Castro. Fue en 1996 y fue el día que se reunió por primera vez con Juan Pablo II. Según publicó el New York Times, había 2.300 peticiones para entrevistarlo, pero de esas solicitudes solo accedió a hablar con CNN en Español. Eso para mí fue en un logro periodístico importante, porque yo estaba en el único medio que él aceptó dar una entrevista y darla en español.

_¿No cree que también influyó la credibilidad que tiene su trabajo?
Puede ser… Yo pienso que la credibilidad es lo fundamental que debemos tener los periodistas. Si uno pierde la credibilidad, lo pierde todo. O sea, aquel que no quiere comprometerse con la credibilidad, con dar las distintas caras de las diversas realidades, es mejor que no se haga periodista, que se haga político, relacionista público, cualquier otra cosa, pero no periodista. Para el periodista hay un deber supremo que es el informar por sobre todo y no limitarse a hacer propaganda de uno de los lados, si no realmente presentar cuáles son las distintas opciones.

Si vemos, por ejemplo, el conflicto israelí–palestino muchos tienden a verlo en términos de buenos y malos, de víctimas y verdugos, entre ángeles y demonios, pero creo que ahí estamos hablando de dos pueblos que luchan por sobrevivir y cuando se lucha por sobrevivir se llega a hacer cosas que para muchos son inexplicables. Por eso digo que en ese conflicto quien quiera hablar de buenos y malos es porque simplemente no quiere escuchar las razones del otro, porque los dos lados tienen sus razones.

_¿Cree que exista la posibilidad de una convivencia pacífica entre las religiones?
Mi infancia fue en una ciudad que se llama Melilla, que está en el norte de África, pero pertenece a España. Son 13 kilómetros cuadrados su extensión, no es nada. Hasta los 17 años viví allí. Es un lugar en el que hay habitantes de cuatro religiones: musulmanes, cristianos, judíos e hindúes. Resulta que allí tuvieron una idea genial. Que los días principales de las tres religiones más numerosas sean respetados por todos los niños. Entonces tenemos una situación única en la que los niños judíos no van a la escuela el Día del Sacrificio Musulmán y los musulmanes no van a la escuela el Día del Perdón Judío, y ninguno de ellos va en Navidad.

Pienso que es una idea que puede ser extendida por el mundo, porque es necesario tomar medidas que permitan bajar tensiones, que permitan que cada una de las religiones vea en la otra el lado bueno y no el lado terrible que generalmente se muestra

Fuente: eldeber.com.bo