La hazaña de la democracia boliviana de hace 33 años

Siles: ‘Éste es el pueblo que ha realizado la hazaña’

Hito. El 10 de octubre de 1982 el país retornó a la democracia



Transmisión. Vildoso (der.) entrega el gobierno del país a Siles el 10 de febrero de 1982.

Transmisión. Vildoso (izq.) entrega el gobierno del país a Siles el 10 de febrero de 1982. Capturas del Periódico Presencia.

La Razón / Rubén Ariñez / La Paz 

“Este pueblo es el que ha realizado la hazaña”. Así, Hernán Siles Zuazo había retornado del exilio para comandar el nuevo periodo democrático que se inició el 10 octubre de 1982, cuando asumió la presidencia tras 18 años de gobiernos militares y dictadura.

El estado de derecho había vuelto gracias a esa “hazaña sin par —afirmó Siles— de la transición pacífica de la dictadura hacia la democracia” que había propiciado la voluntad de los actores políticos y militares, pero también la aguda crisis económica, social y política que aquejaba al país.

El líder de la Unidad Democrática y Popular (UDP), la coalición que conformó una mayoría de partidos de izquierda, tomaba la silla presidencial que con justicia había ganado en las urnas en 1980 y que le fue arrebatado por un Congreso empantanado y el golpe de estado de Luis García Meza. La fórmula también había vencido en las justas de 1978 y 1979, según reseña el historiador Jorge Ocsa en el tomo sexto de Bolivia, su historia. (2015) “Siete partidos políticos ratificaron abiertamente su voluntad de volver al Congreso elegido en 1980, contradiciendo la propuesta de las elecciones en 1983”, que planteó el general Jorge Torrelio en el marco de las movilizaciones protagonizadas por sectores sociales, sindicales, campesinos e incluso del empresariado privado que “presionaban” por su renuncia y la de su sucesor Guido Vildoso, “los últimos dos presidentes militares de Bolivia antes del retorno de la democracia”.

Plan. La Central Obrera Boliviana (COB) ya había perfilado este rumbo en el Consejo Nacional Político y Social (Conapol) que propició junto al mando militar, un plan que se truncó. Siles había seguido desde su exilio en Perú de cerca los escollos de este proceso, justamente en esa línea, aquel domingo de su investidura admitió ante el Congreso (hoy Asamblea Legislativa) que estaba “consciente de la magnitud de esfuerzo que se necesita, ante el peligro de fracasar”. En esa línea había advertido dos días antes en la histórica plaza de San Francisco que no permitiría “condiciones ni imposiciones de jefes militares que enlodaron a su institución”. Así de tácito fue.

Esa fue la imagen que dejaron los gobiernos militares entre 1964 y 1982 que diseñaron una estrategia sobre la base del Plan Cóndor. Así, las dictaduras de Hugo Banzer (1971-1978), Luis García Meza (1980-1981) y de Alberto Natusch Busch quien derrocó a este último, entre otros, dejaron una secuela que marcaría al país de por vida.

Vildoso había argumentado que “para instaurar una democracia sólida, perdurable y ejemplar necesitamos una reconciliación auténtica y genuina, entre civiles y militares”. Esa fue la última vez que un militar gobernaba el país, pero —precisa Ocsa— las condiciones eran muy complejas. Siles no contó con el respaldo del Congreso para aplacar la hiperinflación. “Alguien tenía que asumir la pesada responsabilidad del mando. Me ha tocado y lo acepto”, sostuvo Siles aquel domingo con el retorno de la democracia.

En medio de la transición, ONU y OEA veían el mar

Mientras se tramitaba la transición del régimen militar a la era democrática, la centenaria reivindicación marítima del país se había instalado en el debate de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y principalmente en la Organización de los Estados Americanos (OEA).

“El ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Agustín Saavedra Weisse, exhortó en la sesión plenaria de la Asamblea General (ONU) a ‘la reparación de injusticias y desigualdades’ y reclamó el derecho de Bolivia ‘al retorno, con soberanía, a las costas del Pacífico’”, reseña un cable de Associated Press, fechado el 4 de octubre de 1982  publicado por Presencia.

El 1 de ese mes el mismo rotativo había informado que la OEA analizaría la “mediterraneidad” del país en la XX Asamblea que se desarrollaría en Washington, Estados Unidos, el 15 de noviembre. De 23 votos, 22 habían avalado la moción de incluir la temática en el debate. El único voto en contra fue el de Chile, que no tuvo respaldo.