Si el 2015 fue el año en que los regímenes populistas comenzaron el camino de repliegue, el 2016 podría jalonar una nueva etapa de avances hacia la reconstrucción republicana en América Latina.Los desafíos son muchos y entre ellos se encuentra la consolidación del gobierno Macri en Argentina, pulseta donde habrá que contrapesar los beneficios que conlleve la liberación de la economía con los perjuicios que aún pueda provocar el aparato de sabotaje y desinformación del menguante kirchnerismo.Otro escenario será la cohabitación entre Ejecutivo chavista y Legislativo democrático en Venezuela, donde pesará mucho la habilidad con que la oposición logre canalizar el proceso histórico hacia el pos-populismo, así como el eventual arbitraje militar en caso de que Nicolás Maduro busque agudizar el conflicto de poderes.El referéndum perpetuacionista en Bolivia supondrá un tercer hito fundamental, con crecientes probabilidades de una victoria del NO, al punto que el caudillo cocalero Evo Morales presupone una derrota alegando que “no importa si no aprueban la reelección, porque ya hicimos historia”.Por supuesto, esta ventana de oportunidad para el cambio debe ser asumida con optimismo cauteloso, considerando la capacidad de daño que todavía conservan los salientes partidos neo-autoritarios, por aquello de que “la fiera herida es la más peligrosa”…[email protected]