Cambiar para que nada cambie

Marcelo-Ostria-Trigo1Marcelo Ostria TrigoEl gatopardismo –cambiar algo para que nada cambie– es una paradoja expuesta en la novela El gatopardo, del escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957), que se usa, en el mismo sentido, en las ciencias políticas. Y pese a que se trata de un evidente contrasentido refleja lo que sucede con frecuencia.El referéndum del 21 de febrero, convocado a iniciativa del Gobierno, se orienta a lograr un cambio de la Constitución Política del Estado, de manera que se legalice una segunda reelección consecutiva del presidente y vicepresidente. Ciertamente, esto es un cambio de una regla por otra más permisiva y que va mejor con las ambiciones de quien desea sobrepasar los límites de tiempo del periodo establecido. Esto, en verdad, constituye una propuesta de cambio para legalizar el continuismo, es decir, para que nada cambie, pues las mismas políticas actuales se seguirán aplicando, con las consecuencias que todos conocemos. Este es un caso típico de gatopardismo.A lo anterior se agrega la ausencia de planes para la extensión del mandato del binomio presidencial sin que esté claro qué beneficios puede aportar el continuismo en esta etapa signada por el derrumbe del precio internacional del petróleo y otros commodities, que está provocando una aguda crisis que, queramos o no, nos alcanzará.Por supuesto que hay otros reparos al continuismo propuesto. Uno de los fundamentos de la democracia es la alternancia en el poder de partidos y líderes. “Pero la alternancia es más que eso. Es también una apuesta a la renovación de las ideas; …una instancia para revisar el contrato de representación política y la estrategia de progreso del país”. (Fernando Straface. La Nación. Buenos Aires, 17.04.2015).Habrá que insistir. El simple continuismo representa más de lo mismo y persiste la gran incógnita: ¿Qué políticas se proponen para lidiar con una crisis inminente? No se las conoce y, por supuesto, no se trata de simplismos, es decir, afirmar que se puede resistir, sin que se sienta, la baja en el precio del barril de petróleo a 10 dólares, u ofrecer estabilidad económica sin que se sepa cómo se la va a lograr en el futuro inmediato.Finalmente, a una década de la política seguida en el país, resulta indispensable que la ciudadanía tenga la opción de elegir entre nuevos líderes para que conduzcan el país, con esas ideas renovadas a las que se refiere Straface. Evitar el gatopardismo es un camino sensato, pues no le hace bien a la nación un cambio sin que nada cambie.El Deber – Santa Cruz