Nicolás Maduro había creído estar montando una trampa en la IV Cumbre de la Celac para hacer resbalar al nuevo presidente demócrata de Argentina, Mauricio Macri. Pero en lugar de esto sólo logró evidenciar la pérdida de fuerza del castrochavismo en los organismos regionales.Por un lado, Maduro se hizo contestar por la vicepresidenta argentina, Gabriela Michetti, quien cuestionó ante el foro sus “prácticas de gobierno contrarias a la defensa de los derechos humanos”.Por otra parte, se van esfumando las ambiciones de Evo Morales de asumir la presidencia pro témpore de la Celac en el 2017, ante los avances de su competidor, el mandatario hondureño Juan Hernández, quien está construyendo alianzas con los gobiernos moderados de la región.Tampoco parece estar funcionando la estrategia de La Habana y Caracas, de sustituir gradualmente a la OEA por este bloque “sin Estados Unidos”. La entidad no pasa de ser una excusa para el turismo presidencial y hasta el gobierno brasileño, no tan lejano a la ALBA, se muestra escéptico a la hora de darle roles al organismo.Todo esto ratifica la ola da cambio político que vive América Latina, donde el populismo neo-autoritario estaría viviendo su etapa terminal…[email protected]