¿Qué está en juego el 21 de febrero?

maggy__talavera_Maggy TalaveraA solo tres semanas del referéndum convocado para cambiar parcialmente la Constitución, es muy importante ir separando la paja del trigo en el debate generado en una campaña marcada por la abierta desigualdad de condiciones entre quienes promueven el No y los que van por el Sí, así como por flagrantes violaciones de las reglas electorales vigentes, alentadas nada menos que por el árbitro electoral y el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP).El connivente accionar del TCP y del Órgano Electoral, con el abuso de poder que hace el Gobierno central, sirve para comprender por qué es tan importante despejar de sombras el debate frente al referéndum del 21 de febrero. ¿En serio queremos los bolivianos que se consolide aún más ese abusivo manejo del poder? ¿Acaso estamos dispuestos a ceder más espacios y derechos políticos a favor de regímenes autoritarios que manipulan leyes en función del único objetivo que persiguen, que no es otro que eternizarse en el poder?Lo que está en juego en el referéndum del 21 de febrero es precisamente eso: el rechazo o el aval a una reforma parcial de la Constitución que, en otras palabras, significa un no o un sí al discrecional manejo del poder y de los bienes públicos por parte de un partido o movimiento que ha logrado acceder al Gobierno, haciendo uso de reglas democráticas que luego son cambiadas en función del interés expreso de la cúpula gobernante. Hoy esa cúpula es la del MAS, representada por Evo Morales, pero luego será otra, por mucho que les cueste creer que nadie es eterno.No está de más recordar que este es un proceso forzado que no contempla una restricción y garantía presentes en toda reforma constitucional: la de obligar que la misma esté vigente solo a partir del periodo subsiguiente al que gestó y aprobó el cambio. El apuro de la cúpula masista por forzar una reforma, cuando le faltan cuatro años de gestión, y por asegurar que beneficie expresamente a sus jefazos, ¿acaso denota desesperación, además de angurria de poder?Hay que volver al tema de fondo en este debate prerreferéndum, que hace a la reforma parcial de la Constitución, al Estado y a la democracia que queremos en Bolivia. Acá no está en juego la legitimidad o no del mandato de Morales, que va hasta 2019, ni la buena o mala administración del Ejecutivo, sino la consolidación o anulación de un sistema en el que el respeto a la Constitución, a la independencia de poderes y a la alternancia en el poder garanticen el ejercicio democrático y la transparencia del mismo.El Deber – Santa Cruz