Evo Morales intensifica sus versiones de “conspiración imperialista” en el escándalo de tráfico de influencias que lo envuelve junto a su ex pareja, Gabriela Zapata, y hasta se da el lujo de declarar “cerrado” el tema.No tan rápido, Sr. presidente. Antes de cerrar lo que apenas comienza a abrirse habría que examinar, por ejemplo, los profusos antecedentes de la CAMC en el pago de sobornos millonarios a altos funcionarios gubernamentales en distintos países, en la búsqueda de ser favorecida con mega-contratos.Algunos de estos pagos ilegales han ido a parar a primeras damas (¿suena conocido?), como en el caso de Nepal, o a ministros de economía (el mismo país asiático y también Perú durante la democradura de Alberto Fujimori).En todos esos casos, más otros sonados como el de Bangladesh, las suculentas “coimisiones” le allanaron el camino a la empresa china para recibir adjudicaciones directas de gran envergadura, en muchas ocasiones con sobreprecios significativos. ¿Suena esto conocido también?En Bolivia, varias de estas contrataciones multimillonarias “a dedo” fueron precedidas por decretos supremos del presidente, que habilitaban la adjudicación sin licitación pública.Todo parece indicar que las prácticas sistemáticas de CAMC en materia de cohecho se habrían aplicado igualmente en el Estado Plurinacional, con asociados en las más altas esferas de gobierno…[email protected]