Los aviones y el poder

Columna
Publicado el 15/03/2016
Al terminar el primer gobierno que Gonzalo Sánchez de Lozada, el de su sucesor, Bánzer Suárez, buscó en todos los rincones las huellas de una supuesta corrupción. La enemistad política entre ambos y entre sus partidos auguraba una búsqueda detallada de casos. Encontraron uno, el uso del avión del Comsur por parte de la presidencia de la República. La Contraloría investigó en detalle la utilización de dicho avión y encontró que en los cuatro años de gobierno se habían gastado cerca de 200.000 dólares para cubrir los gastos de cabotaje, tripulación, gasolina e insumos. Y encontraron que se hicieron esos gastos bajo la forma de alquiler. Como no había mediado un sistema competitivo de contratación, como un concurso o licitación por ejemplo, se determinó que se trataba de una compra de servicios irregular y se obligó al ministro de la presidencia a devolver dicha suma. El exministro José Guillermo Justiniano así lo hizo, pues sus argumentos –demostrando que se había tratado de una adquisición de servicios altamente ventajosa pues resultaba mucho más barata que cualquiera en el mercado– no fueron tomados en cuenta.Durante el gobierno de Banzer se produjo el terremoto de Aiquile. El gobierno aprovechó esa situación de emergencia real para comprar un pequeño avión para uso exclusivo del poder ejecutivo. Era una aeronave muy económica y pequeña que costó cerca de 3 millones de dólares. Era el famoso avión BeechCraft. Pasada la gestión de gobierno se investigó la compra del avión y se encontró que se había pagado un sobreprecio por el mismo de poco más de un millón y, como consecuencia, el ministro de Defensa responsable de dicha compra, Fernando Kieffer, terminó en la cárcel. Aquejado de cáncer, murió sin ver la libertad y antes de que sus apelaciones fueran consideradas por los tribunales. Él sostuvo su inocencia y argumentó que fue el propio Bánzer quien negoció el precio del avión.Al comenzar el gobierno del presidente Evo Morales se decidió que su excelencia no podía seguir utilizando los aviones del TAM para sus viajes y se tomó la decisión de comprar un avión de segunda mano, el Falcon. El avión había pertenecido al club de fútbol Manchester United, y según se dijo se pagó por la nave la suma de 35 millones de dólares. Aquí tampoco hubo licitación ni invitación directa sino una decisión de compra por una comisión que estudió y evaluó las opciones del mercado. Los costos de operación de este avión son de los más elevados. Se afirma que llegan a representar alrededor de 10.000 dólares por hora de vuelo. Esto incluye por supuesto las remuneraciones de pilotos y mecánicos y del resto de la tripulación, el combustible, y los insumos necesarios para mantener el avión con seguridad. Se trata de un vehículo eficiente y que ofrece el mayor confort a los viajeros. Con este avión el presidente mantiene el contacto permanente con todos los rincones del país, viajando hasta cuatro veces por día o más cuando siente que la necesidad le obliga y realizando también viajes internacionales, los cuales obviamente además de los costos de operación del avión, tienen que pagarse los costos debe utilización de los aeropuertos. No existe un informe público de cuánto ya voló el avión pero escuché a un parlamentario que en el periodo que lleva en el gobierno el presidente ha utilizado dicho avión por un tiempo cercano a las 10.000 horas de vuelo. Esto implica que el Estado habría gastado en estos viajes una suma cercana a los 100 millones de dólares. Sumados éstos a los 35 del costo de la adquisición, tendríamos que los viajes del presidente Morales han representado hasta ahora un costo de 135 millones de dólares al país.La comparación es inmediata e inevitable. Evo Morales ha empleado en sus viajes más de 675 veces el monto que en su momento se consideró un daño al estado por parte del gobierno Gonzalo Sánchez de Lozada. Y unas 56 veces el monto por el cual fue enjuiciado el ministro de Bánzer. Si en el primer caso hubieron errores procedimentales que obligaron a la devolución de los 200.000, en el segundo no se logró demostrar que efectivamente se hubiera pagado ese sobreprecio, y por tanto no se pudieron recuperar dichos recursos. El pequeño Beechcraft terminó con un incidente en el aeropuerto de Potosí y ahí quedó en el olvido, absolutamente inútil. Queda por ver cómo se evalúa en el futuro la compra y el uso del Falcon que el presidente Morales utiliza a diario como si fuera un taxi a su disposición.Es probable que muchos de los viajes que se hicieron antes no pudieran ser considerados como necesarios para la gestión gubernamental o para la administración del Estado. Es altamente probable que eso haya ocurrido también durante el gobierno de Evo Morales, ya que son conocidas sus aficiones al fútbol y a los encuentros políticos que le llevan a realizar varios viajes al día al lugar donde le plazca. Los expertos saben que 10.000 horas de vuelo no se alcanzan fácilmente.Se solía decir que la corrupción no llega a las esferas más altas. Sin embargo, la corrupción es el aprovechamiento privado de bienes públicos, por lo que caerían bajo esta categoría los innecesarios e injustificados viajes que realiza el presidente para mantener su popularidad y compensar con encuentros placenteros y deportivos los rigores de la administración del Estado.Cuando se hacen estas comparaciones resulta también inevitable considerar en el tipo de aviones usados, en la manera en que se los usó y el monto que se gastó, no solamente el cambio de época, de la escasez a la abundancia, sino también el cambio en los estilos de gobernar que tuvieron esos tres mandatarios. No creo que éste hubiera sido el cambio que esperaban los bolivianos. La autora es ama de casa.[email protected]

Fuente: www.lostiempos.com