El olímpico desdén de un coloso

DEMETRIODemetrio Reynolds*Por alguna razón desconocida, Bolivia es el país de los cuentos del tío y de los cuentos chinos. Los misiles y las barcazas ilustran una experiencia conocidaCon el rodaje en vivo de la telenovela plurinacional, ha pasado inadvertido un hecho no muy frecuente. Hasta cierto momento, el embajador de China en Bolivia se mantuvo callado. Pero al ver que ya le acercaba ese asunto de Camce, decidió manifestar ante la prensa que sólo “es un problemita…”.  Para su país, el presunto tráfico de influencias y su envoltura  romántica,  debe de ser insignificante; pero para Evo –según se cree–  fue un problemón que le hizo perder el referendo. Y ahora amenaza con  hacerle perder el juicio.Una cosa es cierta, y es que entre naciones de distinto peso específico, el trato es también sutilmente diferenciado. Una amplia cultura, una fina urbanidad, la discreción y el silencio son, entre otras, las virtudes que califican al diplomático profesional. Pero aun así, en situaciones especiales suele aflorar, acaso sin querer, un gesto, una palabra que revelan el peso del país al que representan. Si a Obama o a Putin se les apura un poco, se vería en el trasfondo a los Estados Unidos o a Rusia.Otra experiencia psicológica interesante es que la personalidad de un jefe se refleja fidedignamente en la actitud y conducta de sus subalternos. La secretaria o el portero revelan en su actitud la índole de persona que es aquel. Hay pues una suerte de contaminación inevitable. Si de entrada se toca usted con una persona educada, servicial y respetuosa, así también es el funcionario al que lo busca con algún motivo.Lo que se acaba de esbozar, explica en parte la  expresión despectiva del embajador chino. Pese a que los chinos no siempre hacen buena letra en los negocios con Bolivia, el desdén y la prepotencia reflejan el peso que tiene el mastodonte asiático.  Estamos hablando de un país con algo más de 1.500 millones de habitantes. Los 10 millones que somos, ¿qué son frente a semejante cifra demográfica? En lo económico ni que se diga; de allí provino el cambio cíclico. Se dice que “cuando el gigante estornuda, los pequeños enferman de pulmonía”.Antes no era tan visible su presencia. Ahora ya no es raro encontrar en todas partes: en las calles, en las tiendas, en los mercados; hasta en la sopa, como dice mi vecino. El ascenso  de los cocaleros al poder también significó un gran un avance geopolítico. La primera actitud de un esclavo liberado –afirma un sociólogo–  es buscar otro amo. Quién sabe si eso mismo ocurre con algunos países que despotrican contra el imperio, pero se olvidan de soberanía y de dignidad cuando “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.Por alguna razón desconocida, Bolivia es el país de los cuentos del tío y de los cuentos chinos. Los misiles y las barcazas ilustran una  experiencia conocida. Ahora último, el nombramiento de Gabriela Zapata como gerente comercial de Camce,  para negocios millonarios con el Estado Plurinacional,  trasunta cierta picardía que le acerca a  un cuento chino y, sin embargo, es una flagrante realidad.*EscritorLos Tiempos – Cochabamba