La corrupción agobia a los líderes de tinte izquierdista

  • Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva participan en un acto político el pasado mes. | AFP

 Alfredo Jiménez Pereyra / Los Tiempos
Los gobiernos de América Latina viven momentos difíciles agobiados por los actos y denuncias de corrupción ejecutados en las altas esferas gubernamentales.Día a día los titulares de la prensa internacional informan sobre hechos de corrupción en los que están involucrados presidentes o expresidentes, quienes alguna una vez criticaron vehementemente acciones ilícitas realizadas por “gobiernos neoliberales”.El proyecto político de Brasil no se está derrumbando por factores externos ni por un desastre natural. Su economía se derrumbó tras el escándalo político por los pagos ilegales de la compañía petrolera nacional Petrobras a líderes del partido gobernante.El periodista y escritor argentino-estadounidense, Andrés Oppenheimer, en un artículo a finales de 2015, citó al caso de Brasil indicando que la corrupción es el principal problema de la región.En una entrevista que hizo Oppenheimer al nobel de literatura Mario Vargas Llosa, éste le comentó que Brasil era un país que parecía haber despegado, parecía una potencia en movimiento. De pronto, ¿qué es lo que frena eso y comienza a hacer retroceder a Brasil? Es la corrupción, que alcanza niveles de apogeo en un gobierno que el mundo creía que era un ejemplo, el de Luiz Inácio Lula da Silva.En la misma línea se encuentran los gobiernos de Venezuela y Argentina (durante el Gobierno de Cristina Fernández), donde un ensayo de nefastas políticas gubernamentales y el robo constante y descarado por parte de funcionarios gubernamentales han conllevado a que sus ciudadanos salgan masivamente a las calles a protestar contra esos gobiernos.En México, una serie de escándalos de corrupción y violaciones de derechos humanos sacudieron el país, creando un clima de pesimismo generalizado.En Chile, que en años recientes crecía a tasas anuales del 5 por ciento, un escándalo de corrupción que involucra al hijo de la presidenta Michelle Bachelet desaceleró la economía a un crecimiento del 2,3 por ciento en 2015.En Bolivia, la administración del presidente Evo Morales sufre los embates de la corrupción que se plasman en casos como el Fondo Indígena, adjudicación de obras sin licitación y tráfico de influencias.Acomodo en la izquierdaEl vicepresidente uruguayo Raúl Sendic, quien disertó recientemente en el Segundo Encuentro de la Izquierda Democrática, organizado por el partido de la Revolución Democrática (PRD) de México, identificó al “virus de la corrupción y el acomodo en la izquierda” como los males de los gobiernos antineoliberales.Reconoció que el “sectarismo”, las disputas por el poder y la corrupción colocan “en riesgo” a los proyectos de izquierda en todo el mundo.En su oratoria también defendió el rol que juega el Estado como defensor de los menos privilegiados.Según dijo, “se requiere un Estado fuerte y cambios estructurales en la sociedad”.Señaló que los que llegan a la clase media comienzan a reclamar más derechos y cuestionan el pago de impuestos, y puso como ejemplo el caso argentino.ENTORNO POLÍTICO Y SOCIALDe hecho la corrupción social se caracteriza por lo que sucede a los ciudadanos y las características de la sociedad. Las administraciones corruptas no respetan las leyes de los derechos humanos. Además, no tienen elecciones legítimas y muchos no pueden practicar su religión públicamente, indica el analista político Rodrigo Bustamante.Algunos levantamientos sociales son causados por el narcotráfico, la crisis económica y política o por grupos guerrilleros o terroristas. Otro problema que enfrentan los que votan para el Presidente es que a veces se muestran como si fueran algo que no son, o sea que mienten. Esto pasó en Honduras cuando eligieron a Manuel Zelaya. Él se presentó como un derechista pero después de su elección empezó a convertirse en izquierdista.EL CASO ESPAÑOLEl PP en el ojo de la tormentaLa política española no está enmarcada en el “Socialismo del siglo XXI”, pero el cerco judicial se estrecha en torno al Partido Popular (PP), liderado por el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, quien está sumergido en una serie de escándalos de corrupción que hace difícil su permanencia en el poder.“En este país lo único que funciona es la corrupción”, dice a su hijo una exconcejal del PP en Valencia, explicándole que le pidieron trasferir mil euros al partido que le fueron reembolsados en efectivo, un sistema para blanquear fondos de origen ilícito.Esta conversación telefónica era primera página en los medios españoles el mes pasado.Las declaraciones habían sido grabadas por la Guardia Civil e incluidas en un sumario judicial sobre una presunta trama de trucaje de adjudicaciones públicas en el ayuntamiento valenciano, bastión de la derecha española durante 24 años, hasta el pasado mayo.El dinero fluía a raudales y estos ingresos eran difíciles de justificar, una “corrupción política total”, explicaba la exconcejal a su hijo.En la conversación da a entender que el blanqueo respondía a una petición de la secretaria de la excaldesa de Valencia y senadora del PP Rita Barberá, figura emblemática del PP y considerada hasta hace poco cercana a Rajoy y a su mano derecha, Soraya Sáenz de Santamaría.El magistrado instructor decidió imputar al PP de Valencia por “blanqueo”, un hecho inédito.Barberá aseguró la semana pasada que no había cometido ningún delito y denunció que estas insinuaciones son “infundadas”.El caso de Valencia salió a la luz a finales de enero, dos semanas antes que la sede del PP en Madrid fuese registrada por la Policía y su presidenta regional, Esperanza Aguirre, decidiese dimitir a raíz de la imputación de varios de sus colaboradores.Estos dos nuevos escándalos estallaron tras las legislativas del 20 de diciembre, en que el PP llegó en primer lugar pero muy lejos de la mayoría absoluta. Tampoco consigue apoyos que le permitan gobernar en coalición: el PSOE, Podemos y Ciudadanos le reprochan sus escándalos de corrupción.Datos: Agencias e Internet