El evo-zapatismo, enfermedad de hiper-corrupción con claras derivaciones nepotistas, parece haber hecho metástasis más allá del gobierno central y de las empresas estratégicas del Estado.Ahora es el gobierno municipal de la capital cruceña, en manos de la alcaldesa de facto Angélica Sosa, el que estaría repitiendo la sintomatología del Zapatazo, en un caso que involucra a la misma empresa de la cual fue representante la ex novia presidencial, ITC, antes de su asunción del estrellato gerencial en Camc.Según denuncia de un parlamentario, la citada compañía habría recibido un contrato multimillonario de la Secretaría de Parques y Jardines en diciembre de 2014, cuando la titularidad de dicha repartición recaía en Sosa. El asunto se enturbia al conocerse que el representante legal de ITC es nada menos que el cuñado de la presidenta del Concejo Municipal, Mario Alberto Bruun Paz, quien logró el contrato de 37,6 millones de dólares para dotar de equipos de monitoreo y vigilancia a los módulos educativos.La respuesta de la alcaldesa de facto ha sido furibunda, casi digna de un par de acalorados ministros de la administración evista, cargada de argumentos ad hominem contra el denunciante y huérfana de argumentos creíbles en su defensa.Procesar al denunciante de la presunta corrupción por “violencia política contra la mujer” ha sido la estrategia delineada por sus asesores para cambiar titulares de prensa, pero habrá que recordar que no hay blindaje de género para los negociados con los fondos públicos…[email protected]