Tumultuoso comienzo de la votación para definir el futuro de Dilma Rousseff

Dilma Rousseff, presidenta de BrasilLos más de 500 diputados comenzaron a pronunciarse en la sesión que definirá si la presidenta brasileña es llevada a juicio político.

SAN PABLO.- Bajo la nerviosa mirada de todos los brasileños y del resto del mundo, los diputados locales comenzaron a votar a las 14.48 para definir el futuro de la presidenta Dilma Rousseff y el de Brasil , el país más influyente de América latina y uno de los mayores socios comerciales de la Argentina .

«¡Fuera PT!», gritaban unos cien legisladores opositores mientras que un grupo de diputados oficialistas levantaban carteles que decían «No al golpe».



Protestas a favor y en contra de la presidenta
Protestas a favor y en contra de la presidenta.Foto:EFE

En ese escenario más propio de una cancha de fútbol que de uno de los momentos más importantes de la historia de la Cámara, el titular de Diputados, Eduardo Cunha, del PMDB y ex socio de Dilma, abrió a las 14 la sesión sobre el juicio político a Rousseff por el supuesto crimen de responsabilidad fiscal.

El mismo tumulto que dominó las 43 horas de debate entre el viernes y ayer estuvo presente en los primeros minutos del plenario. Golpes, gritos, empujones demoraron el inicio de la votación y enojaron a Cunha.»Hoy vamos a hacer historia. Cincuenta y cuatro millones de votos [los sufragios recibidos por Dilma en 2014] no autorizan a atentar contra las finanzas públicas», dijo Jovair Arantes, relator de la comisión especial de juicio político.

El primer legislador que votó fue Leonardo Piccinani, en nombre de la bancada del PMDB, y lo hizo por el sí al juicio.Cada uno de los 513 diputados tendrá hasta 10 segundos para decir si apoyo o rechaza la apertura de un juicio político a la primera mujer presidente del país, acusada de haber incurrido en maniobras fiscales (llamadas «pedaleadas») para maquillar el déficit durante la campaña para su reelección, en 2014.

Se estima, entonces, que la votación termine alrededor de las 22. Cientos de miles de brasileños acompañan la votación en las calles, desde Belén hasta Belo Horizonte.Unos en contra y otros a favor del impeachment, vestidos de verde y amarillo o de rojo, todos están divididos por una grieta que, al ritmo de acusaciones de corrupción, traición y golpe de estado, crece y tiene tan en vilo al país como la recesión económica.Hasta esta mañana, las frenéticas negociaciones de Dilma; de su mentor, Luiz InácioLula da Silva , y del oficialista Partido de los Trabajadores por conseguir respaldoscontra el juicio político no parecían haber sido muy efectivas.A pesar de haber ofrecido todo tipo de cargos a cambio de votos, el gobierno no logró cambiar mucho el tablero del posible resultado de hoy: entre 342 y 360 a favor y 133 en contra del juicio.

Lula da Silva, en la mira del pueblo
Lula da Silva, en la mira del pueblo.

Con 342 votos a favor, el proyecto de impeachment será enviado al Senado, que lo trataría en las próximas semanas. Si también allí vence la opción por el sí, Dilma será suspendida por 180 días mientras dura el juicio.Sería el segundo impeachment en la historia de Brasil; el primero fue en 1992 contra el entonces presidente Fernando Collor de Mello, que renunció antes de que comenzara el proceso.De ganar hoy la opción por el no, DIlma mantendría su cargo. Sin embargo, la tormenta política persistiría, de la mano del escándalo de corrupción de Petrobras y de la investigación sobre la financiación de su campaña de 2014 con fondos provenientes de ese esquema.El día más tenso en la historia reciente de Brasil tiene todos los ingredientes de un thriller político de Netflix (y por eso la compañía norteamericana ya anunció una serie basada en esta crisis).La trama está encabezada por una presidente aislada que incluso es vista con recelo por sus propios aliados del PT y por Lula, un ex mandatario ansioso por volver al poder.

Las calles, tomadas por el pueblo
Las calles, tomadas por el pueblo.Foto:EFE

A ambos los rodean las denuncias de corrupción. Pero esas sospechas también recubren a quienes ayer eran sus socios de la alianza de gobierno y hoy sus enemigos: el vicepresidente Michel Temer y el propio Cunha.El resto del Congreso tampoco está exento. Según Transparencia Brasil, el 60% de los legisladores tiene denuncias de supuestos sobornos, mal manejo de fondos públicos y hasta de asesinatos.El PT apela a esas acusaciones para argumentar que esos legisladores no pueden juzgar a Dilma por una práctica que fue común en otras presidencias.La oposición responde que sí tiene derecho de hacerlo y que la Constitución lo permite por lo que la ofensiva por impeachment está lejos de ser un golpe.Alrededor de ellos, están el resto de los casi 200 millones de brasileños, que cada día deben enfrentar un nuevo indicio de que su nivel de vida está en riesgo. Los precios de los alimentos, del transporte, de los servicios públicos suben y suben al tiempo que el empleo cae y cae. Entre 2014 y 2015, se perdieron 2,8 millones de puestos de trabajo.La recesión, que va por su segundo año consecutivo, amenaza también los programas sociales que ayudaron a sacar a millones y millones de personas de la pobreza y que fueron el pilar del poder del PT en sus más de 13 años de gobierno.Fuente: La Nación