Con la nueva ley antidroga “transnacional” de Estados Unidos, quienes fomenten la producción de materia prima para el narcotráfico se convierten en criminales extraditables. Por lógica deducción, esto incluiría al presidente de las organizaciones que cultivan coca en una zona del país donde el 95% de la producción de esa hoja es desviada fuera de los mercados legales, según certifican las Naciones Unidas.El caso se complica cuando el jefe de ese trust es al mismo tiempo el presidente del Estado, quien ha impuesto una resolución multiministerial para impulsar la coca que viola disposiciones de la ley antinarcóticos nacional vigente, cargándose la consabida pirámide de Kelsen sobre las jerarquías normativas.Así se explica que desde el gobierno encabezado por ese caudillo hayan puesto el grito al cielo por la nueva legislación norteamericana, echando mano a consignas seudonacionalistas para enmascarar su verdadera y muy particular preocupación.De ahí que Humberto Vacaflor, Premio Libertad de la Asociación Nacional de Prensa, hable de un “presidente saliente y extraditable” que “ahora sí que necesita quedarse en la presidencia”.Si sumamos a la ecuación que en los países vecinos (los más grandes de la región) hay nuevos gobiernos, muy molestos por la exportación de droga desde el feudo político del presidente hacia sus naciones, tenemos un cuadro de futuro terminal o agónico para el régimen del cocalero máximo…[email protected]