Carlos Jara, el exnovio de Ely Crespo, confesó el crimen. Portaba una pistolla calibre 22 y una escopeta.
Se va Pepe Altuzarra, fundador de los Tinkus Wistus, bolivarista, ajedrecista, padre de tres hijos
Folflorista, exlíder estudiantil, ajefrecista, Pepe Altuzarra fue asesinado la madrugada del domingo. Foto: FacebookLa Paz, 1 de agosto (ANF).- “José «Pepe» Altuzarra Bellot (47) era un ser humano extraordinario en todo sentido.Claro, directo, amigable, generoso y solidario”. Así empieza el homenaje que su amigo, José Antonio Aruquipa, le hace en su cuenta Facebook al fundador de la fraternidad Tinkus Wistus, quien fue asesinado la madrugada del domingo, junto a Ely Crespo, presuntamente por el exnovio de ésta, luego de que ambos bailaron en la entrada universitaria.Carlos Jara, el exnovio de Crespo, según las autoridades, confesó el crimen y fue detenido portando una pistola calibre 22 y una escopeta.Altuzarra era folklorista, bolivarista y ajedrecista. Trabajó como director de Bienes y Servicios del Ministerio de Gobierno y luego como consultor en la Gobernación de La Paz.Ely Crespo, con quien se encontraba la noche del crimen, era psicóloga. Según amigos de Altuzarra ellos no eran pareja.Desde muy joven, Altuzarra destacó como líder estudiantil. Llegó a ser dirigente de la Federación Universitaria Local (FUL) junto al actual ministro de Gobierno, Carlos Romero.Su cuenta de Facebook está repleta de mensajes de amigos que lo destacan como un excelente amigo.“No te vas, no desapareces, sólo te transformas para seguir enriqueciéndonos con tu energía, fúndete en la Pachamama que desde ahí nutrimos nuestra danza de la vida”, dice uno de los mensajes para “Pepe”, dice uno de los comentarios.Fue un folklorista de toda la vida. Nacido en Oruro, bailaba en los Sambos junto a sus hermanos, aunque luego fundaría y presidiría la Fraternidad Taller Cultural Wistus.José Antonio Aruquipa lo describe como “ajedrecista consumado” y en su cuenta de Facebook alguien colgó unas fotos de él con la polera del Tigre, pero no hay que confundirse porque él siempre fue un bolivarista de corazón y con esa remera de color negro y amarillo estaba pagando una apuesta.”Padre abnegado, atesoraba a sus hijas con la discreción de un protector celoso y cuidadoso”, continúa el relato de Aruquipa.