Cómo Harry se convirtió en el príncipe más moderno del mundo

Ha sido niño travieso, huérfano de Estado, adolescente conflictivo y hoy el ‘royal’ favorito de todos aquellos a los que ni interesa lo ‘royal’. Y todo a pocos días de cumplir los 32.

12 de octubre de 1991: Harry y Diana se levantan para escuchar el himno nacional durante un partido de fútbol.

Uno de los hombres más fotografiados del mundo lo fue por primera vez cuando llevaba 24 horas en él. Era retratado en brazos de su madre, la princesa Diana de Gales, envuelto en una toquilla blanca. Había nacido el día anterior –15 de septiembre de 1984– y Diana, vestida de rojo –con uno de aquellos guardapolvos de grandes hombreras, que invadieron la moda de los ochenta, sobre un vestido de cuello bebe y gran lazada a los que la princesa era tan aficionada–, presentó al segundo de sus hijos ante los medios de comunicación en la puerta del St Mary’s Hospital de Londres. Henry Charles Albert David de Gales era el tercero en la línea de sucesión al trono del Reino Unido. A su lado, el príncipe Carlos posaba sonriente ante el deber cumplido.

Esa fue su primera foto. Pocos días después, enseñaban su rostro dormido en brazos de la reina, su abuela. También junto a sus padres y hermano en uno de esos retratos de autor que tanto gustaban a Diana. Vimos crecer a un niño pelirrojo de pelo lacio que hacía trastadas en el balcón de los Windsor. Crecía risueño y vivaracho. The Happy Prince, lo llamaban los ingleses, seguramente al margen del drama que vivía su madre y bien distinto de su hermano Guillermo, que desde niño acuñó ese gesto materno de timidez y recato.

Harry no.

Harry tenía el gesto de pillo callejero, que desprovisto de sus ropas caras podría haber sido un mozalbete colega de Tom Sawyer, gesto que ha mantenido –incluso acentuado– a lo largo de los años. Una madre solícita le acompañaba a la guardería de la Sra. Jane Mynors; después al colegio, primero al Wetherby de Londres y más tarde al Ludgrove en Berkshire. Diana era una madre sorprendente en aquel ambiente porque besaba a sus hijos en público, les llevaba al parque de atracciones o a tomar hamburguesas a McDonald’s para intentar que Guillermo y Harry tuviesen una cierta normalidad en sus vidas.

funeral lady di

LA MIRADA QUE CONMOCIONÓ AL MUNDO

Pocos días antes de cumplir 13 años volvió a ser el gran protagonista de una foto. Un niño flaco, vestido de traje oscuro y corbata caminaba con la cabeza gacha entre su padre y su tío, tras el féretro de su madre. De vez en cuando, el niño miraba de reojo al furgón con los restos de Diana. Era el más pequeño de los cinco hombres que encabezaban la comitiva fúnebre.Hasta hace tres años el príncipe Harry no pudo hablar de aquella tragedia. Entendía que al hacerlo aceptaba la muerte de su madre. “Me arrepiento de no haber hablado de aquello. Es bueno sobrellevar el sufrimiento siempre que puedas hablar de ello. Porque la auténtica debilidad es tener un problema y no reconocerlo y, por tanto, no solventarlo”. La confesión de Harry fue durante un acto de apoyo a la Fundación Heads Together, fundada por él y los Duques de Cambridge para apoyar a las personas con problemas de salud mental.

Diana con el príncipe Harry en brazos (y Guillermo de la mano) en un partido de polo.

Tras la tragedia que acabó con la vida de su madre en un túnel de París, Harry desapareció de la vida pública. Reapareció unos meses más tarde junto a su padre, al que acompañó durante un viaje a Sudáfrica. Carlos quería mostrarse como un padre solícito y al regresar de Sudáfrica acudió con su hijo a un concierto solidario de las Spice Girls, uno de sus grupos favoritos. Pero un año después del accidente de Lady Di, Guillermo y Harry emitieron un comunicado solicitando intimidad para continuar con sus vidas. Y se respetó.Al igual que su hermano, Harry ingresó continuó con sus estudios secundarios en el “pijísimo” Eton College, y aunque no destacó como un gran estudiante sí se convirtió en uno de los alumnos más populares del centro. Lo suyo no era la Historia y el Arte. Lo de Harry era el deporte, el rápel, el fútbol y el esquí.

LOS AÑOS QUE VIVIÓ PELIGROSAMENTE

Harry ingresó continuó con sus estudios secundarios en el elitista Eton College. No destacó como un gran estudiante, pero se convirtió en uno de los alumnos más populares del centro. Lo suyo no era la Historia y el Arte. Era el deporte, el rápel, el fútbol y el esquí.

Al acabar la escuela, tomo un año sabático, que casi fueron dos. Arrancaba otra faceta del príncipe. La del escándalo. Repartió el tiempo entre Argentina, Australia y África. Quizá fue empatía con los huérfanos, la cuestión es que montó una fundación solidaria en Leshoto para recaudar fondos para los niños en riesgo de exclusión social.Claro que a su buen corazón se unía el desenfreno adolescente, o juvenil. Harry no salía en los periódicos por sus obras de caridad, lo hacía por las juergas que un día sí y otra también llenaban su vida de entonces. Harry fumando marihuana, Harry bebiendo, Harry a golpes con los paparazzi… Harry fue portada del The Sun en varias ocasiones: luciendo un brazalete con la esvástica justo cuando se celebraba el aniversario del Holocausto o acariciando el pecho de una explosiva rubia. Pero la gran foto, la que rompió corazones de hombres y mujeres, pero, sobre todo, hizo añicos la paz de Buckingham, fue su desnudo integral durante una fiesta en Las Vegas.

La portada que atragantó el café a toda Inglaterra.

Su padre tomó cartas en el asunto y le mandó al ejército, donde también se curten los príncipes. Primero fue la academia militar de Sandhurst, después pasó al regimiento Blues and Royals y más tarde se graduó como piloto de las Fuerzas Aéreas Reales británicas (RAF).Harry de Gales nunca fue un príncipe remilgado y se acomodó bien a la vida militar. Incluso estuvo más de tres meses con las fuerzas británicas en Afganistán. Hasta que saltó la noticia y hubo de regresar. Los príncipes ya no guerrean como antaño. Eso sí, ocupó portadas vestido de guerrillero y también por comentarios poco afortunados sobre algún compañero.

TRAS LOS PASOS DE DIANA

En la vida civil no ha encontrado aún una ocupación. Vive en el Palacio de Kensington con su hermano, su cuñada y sus dos sobrinos, George y Charlotte, los que le han relegado dos puesto en la línea sucesoria, y se ha convertido en uno de los valores en alza de la Familia Real.Simpático y extrovertido, Harry ha decidido arropar causas solidarias. Igual salva elefantes en África, como se hace las pruebas del SIDA ante las cámaras, ayuda en la reconstrucción de Nepal, abraza niños, duerme en cabañas y convive, no siempre en las mejores condiciones, arropando causas solidarias. Como hacía su madre.

El príncipe Harry abrazando a un elefante en su visita a Sudáfrica el pasado verano.

Ella le inspira, según confesó al programa Good Morning America: “Espero que ella esté mirando y se sienta orgullosa de lo que estamos haciendo”, confesó el nieto de la reina sobre el trabajo de reconstrucción que realizaban en Nepal. “Perder a tu madre siendo tan joven marca tu vida, pero hago lo posible para apoyar y dar consejos a quienes atraviesan una situación similar”, reveló. Incluso reconoció que sueña con la paternidad: “Será fantástico porque me encantan los niños, tengo un niño dentro de mí”. Sin embargo, sigue soltero y sin compromiso oficial. Ha vivido romances en cada esquina, casi como los navegantes. Le gustan las jóvenes de melena rubia, que casi se confunden unas con otras. Aunque han sido dos las relaciones más serias del príncipe: la que mantuvo con la sudafricana Chelsy Davy y posteriormente con la aristócrata Cressida Bonas. Sus romances, variados: la americana Juliette Labelle; Anastasia Plewka, modelo de lencería; Camilla Thurlow, ex Miss Edimburgo; Olivia Tallent, hija del bajista de Bruce Springsteen; la cantante Ellie Goulding o una joven terapeuta especializada en terapias relacionadas con el mundo del deporte. Incluso la revista australiana New Idea anunció su romance con la princesa Olimpia de Grecia. Pero la noticia duró 24 horas: Olimpia es rubia, como le gustan al príncipe, pero demasiado fina.Tras celebrar el cumpleaños, el hijo de Carlos de Inglaterra planea una visita oficial al Caribe: Antigua, Barbuda, Granada, Guyana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas. La visita coincide con la celebración de independencia de Barbados y Antigua. Aunque curtido en mil batallas, habrá de protegerse el pelirrojo Harry del sol del Caribe.

Y un apunte, el jueves 15 hay fiesta de cumpleaños en varios palacios. Además de la que celebre Harry en Kensington Palace, habrá celebración en la Zarzuela por el 44 cumpleaños de la reina Letizia. Y en el palacio de Haga en Estocolmo, el príncipe Daniel soplará 43 velas en su tarta.

Fuente: revistavanityfair.es